Doña Karla Picado dejó a su hijo este lunes, a las 7 de la mañana, en los portones del Liceo de Costa Rica y con lágrimas nos volvió a ver y nos dijo: “deseo como meterme al aula con mi hijo y estar en todas las clases para cuidarlo, tengo un tremendo nudo en la garganta y estoy toda llena de miedo”.
Con esa frase resumió su sentimiento sobre el regreso a clases, después de que el Liceo estuvo cerrado más de una semana por la muerte de Sebastián Díaz, alumno de sétimo año, quien fue atropellado el 28 de febrero por el tren, en un ambiente de aparente matonismo escolar.
Este lunes los alumnos de sétimo y undécimo entraron de 7 a.m. a 11:30 a.m.. Mientras que los de octavo, noveno y décimo entraron a las 12:10 p.m y salieron a las 4:20 p.m.
“Para mi hijo y nuestra familia esto ha sido durísimo, demasiado, porque Sebastián era compañero de aula de mi hijo, eran amiguitos y compartían mucho. Mi hijo está destrozado. Durante esta semana que no hubo clases hablamos mucho con él”, nos contó doña Karla, quien sí nos aceptó que publicáramos la foto de espaldas que le tomamos con su pollito, pero no de frente.
Explica esta mamá que su hijo ni se asomó a la puerta de la casa en los días que no hubo clases. “Aprovechamos para aconsejarlo a cada rato, para que denuncie si alguien le está haciendo bullying, que no permita que se lo hagan a otros, que no se quede callado y se guarde las agresiones, y que confíe en que sus papás lo van a ayudar en todo lo que necesite, que estamos para él”, dijo esta vecina de barrio Luján.
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Aprovecharon la semana también para recordar con mucho cariño a Sebastián, porque el ambiente de su hogar se llenó de recuerdos de un alumno feliz y bien vacilón.
“Me cuenta mi hijo que Sebastián era un compa muy alegre, muy divertido, que siempre andaba positivo. En casa lo recordamos así, como un muchacho simpático y muy pero muy alegre”, afirmó doña Karla.
La casa manda
Don Jorge Valverde también llegó a dejar a su hijo de sétimo año con las mismas dudas que doña Karla, pero teniendo algo muy claro: “es en el hogar donde se fortalecen los pilares del respeto. Tengo muchas dudas, ¿qué pasará ahora?, ¿cómo cuidarán el ambiente externo al colegio?, ¿cómo cuidarán a los alumnos de sétimo para evitar bullying?: sin embargo, hago mi parte, hablamos siempre con mi hijo para mantener una muy buena comunicación”.
“Esta semana que no hubo clases primero le dimos su tiempo, su espacio, después conversamos mucho sobre bullying y sobre cómo denunciarlo, cómo evitarlo y cómo no permitir que a algún compañerito le pase. Los papás debemos ser amigos de nuestros hijos… yo espero con mucha confianza en que el Liceo de Costa Rica como institución ponga de su parte en todo esto y eliminen del todo el bullying”, dijo don Jorge.
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Una mamá, quien solo nos dijo que se llamaba doña Hazel, vive en Alajuelita y dejó con lágrimas en sus ojos a su hijo quien está en sétimo. “Me da mucho miedo, no quiero que me le pase nada a mi hijo. Estoy temblando de los nervios. Puse a mi hijo en manos de Dios, estoy segura que no me le pasará nada, pero siempre se va uno con el corazón en la mano”, afirmó.