Luno, el perrito que salió de Costa Rica hacia España para empezar una nueva vida con su dueña, Andrea Torres, cumple este viernes 8 de julio 117 días de vivir una pesadilla.
El peludito ahorita está encerrado en una perrera en Madrid, a la espera de que un juez decida si tendrá que regresar a Costa Rica o podrá quedarse en España con Andrea, como ella ha pedido todo este tiempo.
La situación se ha complicado demasiado ya que la dueña del animal perdió su trabajo por estar tratando de resolver el enredo y luego tuvo que irse del lugar que le estaban prestando para dormir.
Los inconvenientes con al animalito empezaron desde el 14 de marzo cuando llegó, junto a Andrea, al aeropuerto de Barajas, en Madrid, ya que cuando las autoridades del aeropuerto consultaron a su dueña si él tenía puesto un chip que es obligatorio para las mascotas en Europa, ella dijo que no.
La mujer explicó que al salir de Costa Rica revisaron que tuviera todas sus vacunas al día, pero nunca mencionaron nada de un chip, por eso no se lo puso.
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Andrea empezó una batalla legal con las autoridades españolas que en un primer momento hasta pensaron en sacrificar el animal, pero por dicha desistieron de esa posibilidad.
Aunque la propietaria del perro y varias asociaciones animalistas han ofrecido pagar a un veterinario para que le ponga el chip y resolver así el problema, las autoridades españolas decidieron retener el animal mientras se decidía qué pasaría con él.
Primeramente lo encerraron en una bodega en el mismo aeropuerto, luego de semanas de estar lejos de su mascota, Andrea logró que le dieran permiso de ir a verlo y estuvo viviendo en la terminal aérea para estar cerca de él.
En aquel momento los abogados del Partido Animalista contra el Maltrado Animal (de España) abrieron una causa judicial e interpusieron una solicitud de medida cautelar para suspender la orden del gobierno español de devolver el perro a Costa Rica, ya que esa era la solución que las autoridades veían más viable, sin embargo, Andrea es ecuatoriana y no tiene ningún conocido en Tiquicia, por lo que no quiere que manden el perro para acá.
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Justicia lenta
Mónica Olivares, abogada española, de la Asociación para la Gestión Ética y Responsable de Animales Abandonados (AGERAA), ha estado muy al pendiente del caso de Luno y contó a La Teja que un juez determinó que el perro no tenía la vacuna de la rabia y ordenó que lo devolvieran a Costa Rica, pero Andrea apeló porque asegura que el animal sí la tiene, entonces ahora la decisión está en revisión.
Mientras se resuelve ese tema, el peludito fue enviado a una perrera y Andrea viaja todos los días tres horas (hora y media de ida y hora y media de vuelta) para verlo.
“Cuando llego se pone todo contento, jugamos y trato de dormirlo, porque me parece que no está durmiendo bien en las noches, hace mucho frío y viento.
“Cuando me despido se desespera de ver que me voy sin él, se pone a llorar y a mí me duele muchísimo esta situación, estoy cansada de todo eso, solo quiero que me devuelvan mi perro. Perdí mi trabajo y estoy viendo cómo empezar de nuevo, porque debo salir adelante de alguna manera”, contó la ecuatoriana.
Mónica Olivares dice que le cuesta creer la falta de empatía y colaboración del gobierno español y ruega porque el caso se resuelva de la mejor manera.
“Estamos muy disgustados con la gestión absolutamente ilegal de las autoridades de España y la lentitud de los jueces, ya dijeron que el caso irá a juicio, pero ni siquiera hay una fecha todavía.
“Todo esto tiene como consecuencia que se sacarán a la luz las pésimas gestiones del gobierno español con los animales del aeropuerto, porque creemos que hay muchos Lunos, esa es nuestra preocupación, por eso, un juez debe revisar este caso a fondo, para que no vuelva a repetirse tan mala gestión”, manifestó la abogada.
“Me duele muchísimo esta situación, estoy cansada de todo esto, solo quiero que me devuelvan mi perro”.
— Andrea Torres, dueña de Luno