Para 1948 el país tenía una población de 825.378 habitantes. En dos meses la Guerra Civil de ese año provocó entre 2.500 y 3.000 muertes de costarricenses (no hay cifras exactas, pero son las más mencionadas por los historiadores).
Esa fue la última batalla armada del país y provocó una tasa de 363,5 asesinatos por cada 100 mil habitantes, un dato que, esperemos, no se repita nunca más. Explica la Universidad de Costa Rica en una nota publicada este 1 de diciembre, día en que los ticos celebramos 75 años de la Abolición del Ejército.
Para este 2023, tres cuartos de siglo después, los ticos somos 5.044.197 habitantes y de acuerdo a los pronósticos de especialistas vamos a cerrar el año con más de 900 asesinatos.
“Esto significa que Costa Rica alcanzará la nada honrosa cifra de casi 18 crímenes dolosos contra la vida por cada 100 mil habitantes.
“La comparación entre el 2023 con 1948 (año en que el gobierno Figueres Ferrer decidió eliminar el ejército) parece estadísticamente lejana. Pero el dato no es menor: en Costa Rica no se registraban tantas pérdidas de vidas humanas por asesinatos desde ese enfrentamiento bélico entre la ciudadanía”, reconoce la UCR.
Según la nota de la UCR, la proyección de la tasa de homicidios de este año será muy similar a la del resto de Centroamérica.
“De hecho, si se mantiene la tendencia de los últimos años en los otros países, incluso podría alcanzar la segunda posición, solo por debajo de Honduras”, agrega la nota de la UCR.
El historiador David Díaz Arias, profesor catedrático de la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica (UCR); y Carlos Sandoval García, comunicador y director del Programa de Doctorado en Ciencias Sociales sobre América Central (Pdcsac) de la UCR, brindaron su análisis y coincidieron en que Costa Rica está viviendo un momento crítico de violencia que podría cambiar el sentimiento nacional de ser un “país pacífico”.
“La tendencia que lleva Costa Rica en desigualdad, narcotráfico, violencia y demás factores podrían dar al traste con ese ideal de paz que se ha enraizado en la cultura nacional y por la cual Costa Rica ha, incluso, destacado en el ámbito internacional”, asegura Díaz Arias.
El historiador consultado por la UCR afirmó que esa imagen de “remanso de paz” que se ha construido de Costa Rica se rompe con los crímenes contra la vida generados no solo por el narcotráfico, sino también por medio de otros tipos de violencia, como la vinculada con la agresividad en las familias, en las carreteras y en otros espacios sociales que no están necesariamente relacioados con el crimen organizado.
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Para Sandoval el crecimiento del consumo de drogas y de tenencia de armas son factores principales en el aumento de muertes.
¿Volverá la paz?
“La generación de un mercado interno de drogas (el país pasó de ser puente del narco a consumidor) y armas (que proliferan en el mercado negro, sin registro) que alcanzó su punto crítico en este 2023. Esto provocó que se registrara un aumento de casi un tercio en la cantidad de crímenes contra la vida en el territorio nacional, con respecto al año pasado”.
¿Podemos volver a aspirar a ser un país de paz? “Sí, pero esto no se va a dar sin esfuerzo, ni de la noche a la mañana.
“Es necesario que las autoridades refuercen la inversión social para crear políticas públicas que reduzcan la pobreza y disminuyan la desigualdad que el país arrastra desde hace varias décadas, además de impulsar aspectos como la reducción de la deserción del sistema educativo y la creación de fuentes de empleo dignas”, asegura la UCR.