Los costarricenses tenemos buenas intenciones de no desperdiciar comida, pero debido a las malas mañas al comprar y conservar alimentos, terminamos botando miles de toneladas al año.
Esta realidad la confirma un estudio realizado por el Centro de Investigación en Economía Agrícola y Desarrollo Agroempresarial (CIEDA), de la Escuela de Economía Agrícola y Agronegocios de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Los investigadores de la UCR advierten que, “en el caso de Costa Rica, las pérdidas y desperdicios de alimentos ha sido un problema difícil de enfrentar, ya que se ha calculado que, solo en hogares, se desperdician 72 kilos de alimentos por persona al año, esto significa que como país tiramos a la basura 365 millones de kilos anuales de jamita.
Entre el 2018 y el 2020, el equipo de investigadores del CIEDA aplicó 1.098 encuestas para conocer el comportamiento de los ticos en tres sectores alimenticios de productos de alto consumo: frutas y hortalizas, productos lácteos y panes y reposterías.
De acuerdo a este estudio, el problema está en las malas mañas de compra y conservación de alimentos en el hogar, ya que no nos fijamos en la fecha de vencimiento, compramos una mayor cantidad de productos cuando hay ofertas, además, tenemos muy malas prácticas de conservación de alimentos, lo cual favorece el desperdicio.
Uno de los mejores ejemplos es con el pan, alimento que consumimos mucho en el país; la mayoría de los encuestados dice conservar todos los tipos de pan a una temperatura ambiente, lo que quiere decir que ni se congela ni se refrigera, esto provoca que se ponga malo más rápido.
Otra gran maña con la que pecamos es en uno de los puntos considerado como esencial para disminuir los desperdicios de alimentos en productos empacados: la lectura de etiquetas.
Los resultados muestran que, únicamente el 32,2% de los encuestados siempre leen las etiquetas, el 31,7% algunas veces las lee y el 36,1% nunca o casi nunca lo hace.
La bronca con esto es que la gente no se fija cuando vencen los productos y cuando se dan cuenta ya es muy tarde y toca botarlos.
Hay una luz al final del túnel porque la gran mayoría, 83% de los encuestados, consumen alimentos principalmente en sus casas, lo cual, a criterio de los investigadores, significa que en los hogares sí se tiene una conciencia de evitar el desperdicio de comida, el problema es que tenemos muchas malas mañas con raíces muy profundas, las cuales urge que cortar de raíz.