Había una vez... "Una joven de la generación 'millennial' que fue traicionada por su novio y se enteró que él iría al Sanatorio Durán a buscar fantasmas.
En medio del despecho y la sed de venganza, la joven busca la forma de desquitarse con su ex e idea un plan. Pegarle un susto no solo a él, sino a todos sus acompañantes.
La muchacha cae en cuenta que la mejor forma de asustar es recurrir al misticismo que encierra el Sanatorio Durán. Luego de pensar un poco las formas de hacerlo, decide vestirse de blanco, meterse al sanatorio y esperar a su ex y compañía.
Las horas pasan y nada que llega el grupo al que piensa asustar y la muchacha termina vencida por el sueño, hasta que a mitad de la noche se despierta. Recorre algunos pasillos, con temor y llega a uno de los cuartos donde se llevará el susto de su vida...".
El relato es de Pablo Delgado y se llama “En la habitación”, que forma parte del compendio de cuentos llamado "Teman a los vivos”. Se trata, nada más y nada menos que un homenaje al legendario Sanatorio Durán, en Tierra Blanca de Cartago. La colección saldrá a la venta el 25 de agosto en la Feria del Libro, en la Antigua Aduana.
En total serán 19 historias de autores costarricenses que combinan el misterio, el humor, el terror, el futuro y la historia con un lenguaje muy coloquial, lo que atrapará a los amantes de lo paranormal. Tendrá un costo de seis rojitos y medio y si lo compra en la feria se lo lleva autografiado por algunos de los autores.
El lector podrá deleitarse con las historias de Rafael Ángel Herra, Tatiana Lobo o Guillermo Fernández, por citar algunos.
Vanessa Alvarado es otra de las cuentistas que nos regala un relato cargado de nostalgia al que nombró “Ecos históricos” y que ambienta la narración en la época en la que en el Sanatorio Durán se trataba a los enfermos de tuberculosis, cuando entre los encargados de cuidar a los pacientes estaban las famosas monjitas.
“Es el relato de un niño al que dejan abandonado en una cuartería por el Paso de la Vaca (San José) y el señor que lo cuidaba muere de tuberculosis. El pequeñito tiene la enfermedad en los pulmones y su estancia en el sanatorio coincide con la visita de (John F.) Kennedy (presidente gringo) a Costa Rica y con la erupción del volcán Irazú”, dice Alvarado, una experta en asuntos fantasmagóricos.
El final es un poco inesperado, porque muchas personas que en la actualidad dicen haber visto un niño en el sanatorio podrían llevarse un buen susto.
Otro cuentazo que puede encontrar completo en el libro es "El guardián del sanatorio”, de Daniel Garro, un relato más bien futurista.
Garro dice que, considerando algunas situaciones sociales, económicas y políticas que pasan en la actualidad y llevándolas al extremo, se producirá una dictadura en nuestra querida Tiquicia y el sanatorio se convertirá en un refugio. Pero ojo, el sitio seguirá asustando, las leyendas estarán más vivas que nunca y la gente que se esconde allí pasará experiencias escalofriantes que usted no querrá perderse.
Escéptico: Para Daniel Garro, el Sanatorio es un lugar histórico, lleno de leyendas y de misterio. “No creo en la parte de los fantasmas, sí en el valor histórico y estético. Eso no me impide apreciar y poder escribir de la parte legendaria. Cuando voy con personas que buscan indicios simplemente veo y escucho lo que dicen. Por supuesto, no me ha pasado nada”.
Magia: Vanessa Alvarado vio algo en una visita al sanatorio. “En el 96, se le decía al guarda y a uno lo dejaban pasar, estábamos en una ladera al lado de la estructura principal, como a la 1 a.m. contando cosas de miedo, cuando un compañero dijo: 'miren, hay alguien allá, en uno de los pasillos' y todos vimos claramente una figura que caminó de un lado a otro. Pero salió por donde no había puerta, al día siguiente nos aseguramos de eso. Pudo haber sido el guarda, o una persona que se hubiera metido, o algo, nunca lo sabremos, pero lo vimos”, dijo.
Fiasco: Pablo Delgado ha ido tres veces al sanatorio en busca de algo, pero nunca ha visto nada. Se sabe de memoria la historia de la niña que aparece al final del pasillo, de las monjas, del doctor y toda eso le ha servido para volcarse en sus relatos a lo paranormal (tiene otros cuentos, además de "En la habitación"). “Siempre recuerdo la primera vez que fui, fue un fiasco, estaba cerrado. Iba con varios amigos y nos devolvimos. Nunca me ha pasado nada”.