Este 10 de marzo los fieles católicos celebran al IV Domingo de Cuaresma y en medio de este tiempo de preparación y reflexión para la Semana Santa, se celebra el “Laetare”, un momento de alegría, como parte de los días previos a la Pascua.
Pero, ¿qué quiere decir “Laetare” y por qué es importante este momento en la Cuaresma?
El sacerdote Germán Rodríguez, prefecto de la Catedral Metropolitana de San José, afirmó que el domingo “Laetare” está en el corazón de la Cuaresma y que esta palabra significa “alégrate”.
“Aunque se nos ha llamado la atención a la penitencia, está cerca la Pascua y por eso se puede usar el color rosado, porque nos permite dejar un poco la seriedad del tiempo de Cuaresma, que no es un tiempo triste, tiene que ver más con seriedad.
“Nosotros debemos asumir la responsabilidad de convertirnos, pero con una experiencia de gozo, saber que la Pascua está cerca, pasar de la muerte a la vida, el pecado a la gracia”, afirmó Rodríguez.
El cura agregó que durante este domingo se pueden usar flores como ornamentos, en medio de esta preparación que se caracteriza por ser austera.
“Se conserva el espíritu, pero es importante recordar que durante estos 40 días no es una preparación que nos deprima, al contrario, debe ser una experiencia feliz, por lo que se viene.
“Como nos dice San Pablo: ‘Estén siempre alegres en el Señor’, porque el cristiano que sabe que con Cristo triunfa vive siempre la alegría”, añadió.
El origen
Según el sitio ACI Prensa y, según cuenta la historia, durante los primeros seis o siete siglos la temporada de Cuaresma comenzaba el domingo siguiente a la quincuagésima (es el período de cincuenta días antes de la Pascua) y constaba solo de treinta y seis días de ayuno, cuando se realizaba de forma más estricta.
Luego se añadieron los cuatro días precedentes al primer domingo, para hacer un ayuno de cuarenta días.
“El jueves antes del domingo de Laetare es el día que marca la mitad de la Cuaresma, y en una época se observaba como tal, pero luego los signos especiales de alegría permitidos en este día se transfirieron al domingo siguiente, destinados a alentar a los fieles en su curso a través de la temporada de penitencia.
“En este día, la estación de Roma se hacía en la iglesia de la Santa Cruz en Gerusalemme, una de los siete principales basílicas. Ese día se acostumbraba bendecir la Rosa Dorada que el papa enviaba a los soberanos católicos, y por esta razón a veces se llamaba al domingo como ‘Dominca de Rosa’.
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“También se le daban otros nombres, como ‘domingo de refrigerio’ o el ‘domingo de los cinco panes’, por un milagro registrado en el Evangelio, también “Media Cuaresma”, o ‘domingo de reconocer por hijo’, en alusión a la Epístola, la cual señala a nuestro derecho a ser llamados los hijos de Dios como la fuente de nuestra alegría y porque antes los fieles acostumbraban ese día hacer sus ofrendas a la catedral o iglesia-madre. Este último nombre todavía se mantiene en algunas partes remotas de Inglaterra, aunque la razón para ello ha desaparecido”, cita AI Prensa en su sitio web.