Lésther Alemán, de 20 años, se encuentra escondido en algún lugar de Nicaragua porque sabe que el régimen de su país le lleva ganas.
Él no es cualquier joven. Fue Lésther quien les dijo a Daniel Ortega y a su esposa, Rosario Murillo, que se fueran del poder inmediatamente porque el pueblo así lo desea. Ahora es uno de los líderes del movimiento que se opone al Gobierno y exige la salida de la pareja Ortega Murillo. No quieren que se vayan de Nicaragua porque dice que deben pagar todos los daños causados.
La Teja se comunicó con el muchacho, quien por razones obvias no pudo decirnos su ubicación.
Nos habló de su vida, sus sueños, su dolor por lo que ocurre en su patria, donde han muerto 212 personas, y el temor que siente porque a su familia le hagan daño. Desde hace cinco semanas no ve a sus parientes.
Lésther, estudiante de cuarto año de Comunicación en la Universidad Centroamericana (UCA) asegura que si tiene que morir por defender su país lo hará con gusto, que está bien preparado para eso.
A continuación un resumen de la entrevista hecha al joven el lunes 18 de junio por la tarde. La comunicación se cortó una vez, pero 5 minutos después seguimos conversando.
–¿Cómo y cuándo empezó lo que vive Nicaragua?
Hay dos fechas claves: el 13 de abril y el 18 de abril. El 13 hubo una autoconvocatoria de los estudiantes universitarios de Managua que protestamos por la forma en que el Gobierno estaba tratando el tema del incendio de la reserva biológica Indio Maíz (para el 13 de abril llevaba varios días ardiendo; Costa Rica mandó bomberos, pero el Gobierno no los aceptó).
Hicimos una crítica al Gobierno de por qué había expulsado la ayuda costarricense si se necesitaba. Nosotros (los jóvenes) hablamos de negligencia gubernamental para atacar el fuego. Ahí se inició el activismo más fuerte de los jóvenes.
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El 18 de abril se dio la segunda muestra de protesta contra la reforma a la seguridad social. (Un grupo de pensionados se tiró a la calle para protestar de forma cívica, en León, contra la reforma al Seguro Social que reduciría en 5% sus pensiones. Algunos de ellos fueron golpeados por la Policía, que los obligó a irse. Las imágenes de los pensionados agredidos motivó a grupos de universitarios a tirarse a la calle para apoyar a los pensionados en la zona Camino de Oriente y la Universidad Centroamericana. Esos jóvenes fueron golpeados por otros jóvenes en motocicletas que tenían camisetas con frases que apoyaban a la Juventud Sandinista). Le querían quitar dinero a nuestros abuelos de su pensión y a los que no tenemos pensión todavía nos harían pagar más para tapar la deuda que hay por los malos manejos del Gobierno.
–¿En realidad fue solo por esos dos hechos?
Fueron las dos gotitas que derramaron un vaso que se fue llenando durante 11 años de dolor, impontencia, rabia, injusticias en contra la democracia. Yos jóvenes dijimos no, esto no puede seguir así, hay que salir a las calles.
Ese 18 de abril nos autoconvocamos en Camino de Oriente y a las 4 de la tarde ya teníamos las turbas ahí y golpearon ancianos, a nosotros, a los periodistas y así comenzaron las agresiones; comenzaron a tratarnos de ladrones, que éramos asaltantes, pero todos éramos estudiantes de varias universidades públicas y semiprivadas. A las 6 de la tarde éramos más de mil personas, porque los trabajadores de las empresas que salían se incorporaron al plantón, por eso nos manifestamos con gente con tacones, con saco y corbata, eso fue increíble… ahí inició todo.
–¿Cómo comenzó su liderazgo?
Jamás imaginé que iba a terminar con algún tipo de liderazgo. Yo inicié apoyando las marchas y a los dos días fui uno de los que estuvo dentro de la catedral. (El 20 de abril un grupo de jóvenes se encerró dentro del templo en Managua ante los ataques, dijeron, de los grupos afines al gobierno).
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Cuando nos secuestran a los jóvenes en la catedral comienza el liderazgo de Lésther, comenzamos a organizar la ayuda que nos llegaba y estuvimos 28 horas secuestrados. Después comenzamos a entender la coyuntura que estaba viviendo el país, antes era una crisis gubernamental que ameritaba cambios, pero se comenzó a ver el movimiento como una lucha por Nicaragua y no por las universidades.
–Háblenos de su familia.
Tengo dos hermanas , mi hermano y mis dos padres. Las amenazas no se hicieron esperar, eran vigilados por motorizados, luego camionetas. Llegaron a tomar fotografías de la casa, a informarse bien de mi familia, quiénes eran, qué hacían, cuáles son los horarios de entrada y salida de todos. Anduvieron preguntando en el barrio.
–¿Usted se cambia de lugar todos los días?
Prácticamente sí. Todos los días es una incertidumbre, cada minuto que vivo es para agradecerle a Dios, sé que es un tiempo de ganancia porque manejo información de que hay personas contratadas para eliminarme y esas órdenes vienen del Ministerio de Gobernación y entonces ya sé que en cualquier momento lo pueden hacer (matarlo). Pero eso es algo que no me resta para seguir en esta lucha, pero suma incertidumbre porque pienso más en mi familia que en mi persona.
Desde que inicié en esto mi pensamiento y mi preocupación están con mis padres y con mis hermanos, no están con Lésther porque quien ama a su pueblo, sus raíces y sus principios está dispuesto a entregarse en una cruz por ellos. Tengo una convicción desde que era pequeño y es la libertad de Nicaragua.
–¿Ahorita mismo no está en libertad Nicaragua?
No. La libertad, la democracia, la justicia, se han secuestrado. El régimen Ortega-Murillo las tiene secuestradas.
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–¿Logra dormir?
Muy poco. Más que por preocupaciones es porque necesito estar analizando la realidad de mi país: veo noticias, leo periódicos, estudio, leo libros, por eso duermo muy poco. Sé que me está afectando mucho, pero a la vez dedico el mayor tiempo despierto para ver cómo hacer para que no siga la represión y luego mi otro pensamiento es cómo hacer para que se vayan ya (Ortega y Murillo). Eso me quita mucho tiempo de sueño, porque me levanto a pensar en que mi familia esté bien, que no me les hagan nada, que no planeen nada contra ellos.
El 16 de mayo usted le dijo a Ortega todo lo que usted creía. ¿Lo había planificado así?
Todo nace. No lo improviso en el momento porque ya lo había meditado, eso surge de la noche anterior. (Lo que el joven le dijo a Ortega, entre otras cosas, fue: “Esta no es una mesa de diálogo. Es una mesa para negociar su salida y lo sabe muy bien porque el pueblo es lo que ha solicitado”).
–¿Tenía claro que lo que dijo era como firmar su sentencia?
Nunca lo pensé. Mientras estaba escribiendo mis lineas discursivas medité sobre lo que iba a hacer, pero nunca pensé el después de esas palabras.
–¿Se arrepiente de haberlas dicho por todo lo que vive ahora a partir ese día?
No… y creo que me faltó decirle algo todavía (a Daniel Ortega).
-¿Qué le hizo falta decirle?
–Lo que tengo que decirle se lo diré cuando lo tenga otra vez al frente.
–¿Dónde está usted en estos días?
En casas de seguridad, protegiendo mi vida todos los días. No le puedo decir en qué parte de Nicaragua estoy.
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–¿Tiene miedo de morir?
Miedo a la muerte no le tengo. El miedo que tengo es que toquen a mi familia, eso no lo soportaría. Pienso que andan detrás de mí pero, vuelvo a decirlo, Nicaragua es mi prioridad. Ya se los dije a los otros estudiantes en uno de los días más tristes, cuando muere un niño de 15 años (Álvaro Conrado recibió un balazo el 20 de abril). Me di cuenta que él (Álvaro), les dijo: “no me matés, brother, no me matés que no ando armas”.
“Entonces, cuando me di cuenta de eso les dije: 'si supiera que mi vida va a hacer algo para que la represión y los asesinatos paren estoy dispuesto a entregarla. Pero ellos (los otros estudiantes) me dicen que aunque yo muera, ellos (el Gobierno) nos va a seguir matando. Otra gente me dice que este movimiento necesita vivos, por eso no me quieren muerto, pero todo esto cansa y duele, estar contando muertos a manos de un régimen genocida.
–¿Está comiendo bien?
Como lo que puedo y cuando puedo. Lo que pasa es que el hambre se me cierra muy seguido. Sufro mucho de gastritis nerviosa y cuando me informo sobre ataques eso me genera mucha tensión y se me quita el hambre. Estoy comiendo solo una vez al día.
–¿Cómo pasó el 30 de mayo, Día de las Madres en Nicaragua?
Lloré mucho. Hubo una gran marcha en Managua ese día y en todo el país y mi mamá estaba dentro de la multitud, la vi por televisión y no poderla ir a saludar, a darle un abrazo y un beso me dolió. No lo voy a negar, me quebré, lloré… pero ella me hizo una seña que entendí muy bien, con esa seña me dijo: 'sea fuerte, que yo estoy fuerte, sin llorar'. Eso me hizo recobrar las fuerzas porque me di cuenta de que mi madre está fuerte y me quiere fuerte.
–¿Va un día a la vez?
Exactamente. Pero ya hemos construido una ruta constitucional para poderle decir a Ortega 'por aquí te podés ir', además, tenemos planes, hay vías constitucionales y otras que no, que también se pueden aplicar para que vuelva la democracia a mi amado país.
–¿Usted quiere que Daniel Ortega y Rosario Murillo se vayan bien lejos?
El movimiento quiere y exige que se vayan del poder, pero no de Nicaragua, tienen que pagar todo lo que hicieron.
–¿Para qué estudia Comunicación?
Hace cinco años vino un obispo auxiliar de mi iglesia y se acercó a mí, él tenía cáncer terminal, sin conocerme me dijo, poniéndome su dedo índice en mi frente, “nunca dejés de sonreír porque tu sonrisa infunde valor en otros”. Esas palabras fueron memorables, por eso cuando estoy muy triste me acuerdo de las cosas más felices para poder sacar sonrisa de mí.
–¿Vale la pena todo lo que usted está viviendo?
Sí. Claro que sí. Nicaragua será libre cuando haya hijos que la defiendan, decía Sandino y yo creo que estamos rediseñando el país. Ese rediseño está en manos de los jóvenes que están escribiendo la historia. Sí vale la pena entregarse por Nicaragua porque es mi país, yo no me quiero ir de mi país, no quiero ver más éxodos para Costa Rica, para Estados Unidos. Quiero que se queden en este país, que salgamos adelante y llegar a los niveles de Costa Rica en salud y educación, por ejemplo, incluso sobrepasarlos… son sueños que tenemos que construir, hay que rediseñar al país.
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–¿Qué les dice a los nicaragüenses que están en Costa Rica?
Que estamos luchando para que puedan regresar a este país gritando ¡Viva Nicaragua libre! Que puedan venir a disfrutar en familia y si quieren quedarse que lo hagan pudiendo decir "somos libres". Esto es para construir una Nicaragua mejor para que las nuevas generaciones también gocen de ese privilegio de que nadie ni nada te condene, te haga prisionero, que nada ni nadie te haga emigrar.