Don Jesús Sibaja Bustamante tiene 51 años y 15 de ellos los ha trabajado como lector de hidrómetros para Acueductos y Alcantarillados y nunca se ha sentido tan amenazado como ahora.
Este breteador está convencido que él y sus compañeros están muy cerca de ser agredidos mientras hacen su trabajo.
Don Jesús explica que desde que comenzó la pandemia la gente en la calle los agrede verbalmente más y más, les cobran platos que ellos no rompieron y eso ha provocado que realmente trabajar les dé miedo, sienten que el ambiente es olla de presión que está cerca de explotar.
“Como se ha dado una situación con el monto cobrado en los recibos, la gente cree que nosotros, los lectores, somos los culpables de todo, por eso en estos tiempos de coronavirus los insultos han crecido, las palabras son más agresivas”, aseguró don Jesús.
Cuestión de tiempo
“Le damos gracias a Dios que por los momentos todo se ha quedado en fuertes palabras… ¿sabe una cosa?, no es por pecar de pesimista, pero es cuestión de tiempo para que a los lectores nos agredan con un arma, ya sea un puñal o una pistola, incluso que nos peguen una pescozeada. Nos tratan demasiado mal”, comenta con mucho dolor don Jesús, quien recordó que ya hace un par de semanas a un compañero lo encañonaron cuando llegó a leer el medidor de una casa.
Reconoce que para los casi 70 lectores que tiene AyA para la Gran Área Metropolitana (GAM) cada día es más complicado que el anterior.
“No se lo voy a ocultar por jugar de muy hombre, se trabaja con temor de lo que nos pueda pasar. Estamos en un estrés altísimo, expuestos a esas cosas. Abonados molestos, gente que amarra perros con cadena para que no leamos, o le encaraman el carro al medidor y así ya no podemos hacer nuestro trabajo. Trabajamos con miedo”, reconoció.
“No andamos tranquilos. Sería bueno que a la gente se le dé algún tipo de formación sobre la importancia de la lectura, qué pasa cuando no se lee. Nosotros no ponemos lecturas bateadas. Si no se puede, va una foto de la situación y su respectiva explicación”, agregó.
Zonas peligrosas
Los sábados y domingos aplican el programa Zona Peligrosa, eso significa que van en parejas a lugares como La Carpio, León XIII, Purral, Los Cuadros de Goicoechea, Sagrada Familia, entre otras zonas difíciles.
“A pesar de ir en parejas, en Aguantafilo, hace dos semanas encañonaron a los compañeros y no pudieron seguir trabajando… eso es lo que vivimos casi todos los días los lectores en esta época de coronavirus”, comentó don Jesús.
“Salimos con lluvia, sol, fríos, ondas tropicales, no hay cuento para no salir. Nosotros no le negamos al trabajo, solo le pedimos a la gente que por favor le pidan a Dios y a la Virgencita de Los Ángeles que nos protejan porque al igual que los bomberos y policías, estamos expuestos a todo”, aseguró don Jesús.