Usted podría ir a España y regresarse a Costa Rica y Samuel y Ezequiel Núñez Badilla aún estarían en el quirófano.
No estamos exagerando, sino ejemplificando la magnitud de operación a la que entraron los siameses ticos este viernes, la cual podría durar hasta más de 20 horas, o sea, el doble de lo que dura un vuelo directo de aquí a Madrid.
En esta intervención histórica se trataría de separar a los dos angelitos que nacieron en el año 2015 pegados de su cabecita.
La cirugía arrancó a las 7:30 a. m. en el Hospital Nacional de Niños y fue llevada a cabo por un grupo de, por lo menos, ocho especialistas, según la poca información que envió la Caja sobre el caso, debido a que los padres de las criaturas así lo solicitaron.
Lo último que informó la Caja fue que en la operación participaron cerca de 20 personas entre neurocirujanos, cirujanos reconstructivos, anestesiólogos, auxiliares de sala, circulantes, enfermeras, instrumentistas y personal de aseo.
Todos ellos trabajaron en dos quirófanos y divididos en dos grupos.
El último comunicado que envió la Caja fue a las 5:11 p.m., avisando que la cirugía aún estaba en curso y que podría extenderse hasta horas de la madrugada, agregaron que informarían a la hora que terminara.
Tanto la mamá como el papá de las criaturas, le pidieron al Hospital de Niños y a la misma Caja que por favor evitaran dar información hasta que la cirugía terminara y que ellos tampoco querían tener contacto con la prensa durante la operación.
Por eso, el departamento de presa de la Caja informó que no iban a estar dando declaraciones, ni la familia de los siameses, ni tampoco nadie del hospital.
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Sin embargo, La Teja logró conversar con la madre de los siameses, doña Evelyn Badilla, quien muy amablemente nos atendió una llamada telefónica a las 10:30 a. m.
Badilla venía saliendo de una misa que arrancó a las 9:30 a. m. en la capilla que está dentro del Hospital de Niños, ya que mientras sus dos bebitos luchaban por salir bien del quirófano, ella les ayudaba con sus plegarias.
"Necesitamos muchas oraciones, necesitamos un milagro, solo nos queda rezar", dijo la madre de los dos siameses.
Ella fue acompañada por su esposo y varios familiares y el tono de voz que proyectaba por el teléfono era indescriptible.
No estaba llorando, era como una mezcla de entre nervios, angustia y ansiedad.
"Nos sentimos serenos, pero con nervios. Ellos gracias a Dios ingresaron a la cirugía bien sanitos", contó.
Parte del motivo por el que la familia quiso mantenerse al margen de la prensa fue porque, según nos contó Badilla, afuera del hospital había cualquier cantidad de medios de comunicación, por lo que si le hablaba a uno, tenía que hablarle a todos y ella solo quería pedirle a Dios, tranquila, que todo saliera bien.
Esta es la primera operación de esta magnitud, ya que la que le practicaron a las siamesas Karen y Karol, en 1985, fue distinta porque ellas estaban unidas por el tronco.
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Aunque también fue bastante compleja porque ellas compartían una porción del hígado y sus dos corazones estaban entrecruzados.
La Caja también informó que, debido a lo delicado de la intervención, están participando los mejores profesionales en la materia que hay en el país, así como también se le consultó a uno de los mejores especialistas de los Estados Unidos.
Además, según comentó Olga Arguedas, directora del Hospital de Niños, a los pequeños se le realizaron varios exámenes antes de la operación como tomografías y resonancias magnéticas para estar seguros de que todo estaba bien.
Largo camino
Aunque la operación para este par de angelitos es larga, fue más largo el camino para llegar a ella.
Esto porque desde que nacieron, en el 2015, se tuvieron que someter a un largo proceso.
Primero comenzaron con exámenes para determinar si los bebés, además de estar unidos en sus cabecitas, también compartían parte del cerebro, ya que eso iba a determinar la posibilidad de la operación.
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Una vez que se supo que los cerebros estaban separados (eso se tenía que confirmar en la cirugía), había que comenzar con el proceso de los expansores de piel.
Los médicos le colocaban a los pequeños, cada cierto tiempo, piel en la cabecita con suero que lo que hacía era ir ampliando esa piel, la cual serviría para cubrir el espacio que quedará libre luego de la operación de este viernes.
Sin embargo, ese proceso no fue nada fácil, ya que a ellos tuvieron que colocarles cinco expansores, lo que significó una operación por cada uno de ellos.
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Además, uno de los expansores tuvo que esperar más de la cuenta, ya que el día que se los iban a colocar, el 15 de junio del año pasado, una infección les retrasó la operación.
Quince días después de eso, cuando ya les había pasado la infección tuvieron que devolverse para la casa, ya que no había campo en el hospi para el tratamiento.