El famoso gallo doble de la soda Kulo con kulo se hará viajero porque el conocido local de La Uruca se pone a la moda con una “unidad móvil”, algo así como una sucursal que llevará sus delicias a todo lado que los inviten.

Todo el que ha pasado por la soda, al costado oeste de la plaza de La Uruca, sabe que cuando hablamos del “doble” nos referimos a ese suculento gallo de salchichón con huevo y tortilla. Pero, ojo, lo que sirven no es cualquier salchichón: es un tremendo pedazo que deja satisfechos a todos los clientes que comen de a parado.

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Y decimos de a parado porque esa es una de las características de esta sodita. No tiene bancos, ahí todo cliente come de pie y pega traserito con traserito, porque se llena tanates. Por eso, a pesar de que se llama La Uruca todo el mundo la conoce como la Kulo con kulo, o el McDonalds de los pobres.

Pues bien, ahora el famoso “doble” viajará en cuatro ruedas porque Alex Jiménez, uno de los hijos de los fundadores, ya tiene lista la móvil aunque todavía trabajan en los detalles.

Se trata de un carrito acondicionado puras tejas con planta eléctrica, sistema de agua, extractor, cocina y todo lo necesario para llevar el sabor a cuando lugar. En una pizarrita apuntarán información importante para los comensales.

Los suertudos que lo estrenarán serán los agricultores y clientes que asisten a la feria de Cenada, en Barreal de Heredia, pues allí se instalarán en quince días.

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Lo único que falta, contó don Alex, es que la gente de TortiRicas rotule la unidad igual que lo hizo con el negocio madre, el de La Uruca.

Y hay un detalle, decidieron que el nombre que caracteriza a la soda irá con “k" en vez de "c" para que se vea más elegante.

Mismos precios y saborshh

La unidad móvil será como un clon de la soda de La Uruca. Todo será igual, Todo menos que tendrá ruedas como esos “food truck” que se han vuelto tan populares en el país.

El famoso doble de la soda josefina cuesta rojito y medio, los casados están a ¢2.200 con fresco y el pinto a ¢1.900 con cafecito. Otro platico famoso es el picadillo de papa, que les queda de muerte lenta.

Este local tiene 53 años de funcionar con mucho éxito en el mismo lugar. La fundó el matrimonio formado por doña Aidé Chacón y don Juan José Jiménez. Hoy la manejan sus hijos, pero solo Alex está metido de cabeza en el asunto de la expansión.

La soda es un pegue.

Mensajeros, choferes, oficinistas, bodegueros, todo el que la pulsee y no tenga mucho chance de sentarse un largo rato a almorzar, llega soplado a este local. Allí lo atienden con cariño, ripidito, todo sabe rico y es baratico. Las chilerotas que ponen en cada esquina también son muy apetecidas y le despiertan el hambre a cualquiera. Son el mejor complemento para las ricuras que ofrecen.

La noticia de que la soda podrá ir de aquí para allá cayó bien entre los clientes frecuentes a los que encontramos mandándose sabroso.

“Qué bueno que van a tener móvil, aquí la comida es muy buena, siempre me han atendido bien, los precios son cómodos y me gusta el ambiente, se la pasa uno bonito”, indicó el mecánico industrial Francisco Fernández, quien lleva más de diez años de ser cliente fijo.