Los fieles católicos tendrán la oportunidad de “vaciar su saco” este viernes 12 de abril gracias al sacramento de la confesión y así estar mejor preparados para el inicio de la Semana Santa (que se celebra entre el 14 y el 21 de abril).
Un total de 200 sacerdotes de 110 parroquias se darán cita en la catedral de San José para participar en la llamada “Fiesta del perdón”, una jornada extensa en la que recibirán a los fieles que deseen confesar sus pecados.
El padre Roberto Salazar, vicario general de la Arquidiócesis de San José, explicó que la actividad dará inicio a las 9 a.m. y finalizará a las 7 de la noche, pero si después de esa hora todavía hay gente dentro del templo seguirán confesando.
“Llamamos a esta jornada ‘Fiesta del perdón’ porque no hay mayor alegría que encontrarse con la reconciliación con el padre, experimentar el abrazo fraterno de Dios. La Iglesia llama al sacramento de la reconciliación, de perdón, de confesión, porque confesamos la grandeza de Dios y confesamos los pecados, debemos pedir perdón a Dios porque no lo hemos hecho bien, siendo un Dios tan bueno”, manifestó Salazar.
El sacerdote indicó que esta es la sétima vez que se lleva a cabo esta actividad y los curas invitados llegarán por turnos, para atender la alta demanda de personas que aprovechan que van al centro de San José y vacían el saco.
Sencillos pasos
¿Cómo llevar a cabo una buena confesión? El sitio web catholic.net recomienda poner en práctica cinco pasos a la hora de acercarse a recibir el sacramento de la reconciliación:
1. Examen de Conciencia: ponerse ante Dios que ama y quiere ayudar al ser humano. Analizar la vida y abrir el corazón sin engaños.
2. Arrepentimiento: sentir un dolor verdadero de haber pecado, porque se ha lastimado al que más nos quiere, Dios.
3. Propósito de no volver a pecar: si verdaderamente la persona ama a sus semejantes, no puede seguir lastimando al prójimo. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo, pero lo importante es la lucha, no la caída.
4. Decir los pecados al confesor: el sacerdote es un instrumento de Dios. Se debe dejar de lado la “vergüenza” o el “orgullo” y abrir el alma, seguros de que es Dios quien escucha.
5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia: es el momento más hermoso, pues se recibe el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa la reparación por la falta que se cometió. Puede ser rezar un rosario, darle de comer al hambriento o hacer una oración por alguien que lo necesite.