Así de duro me lo dijeron una vez que intenté aceptar ayuda financiera para hacer algunos pagos. La frase fue contundente: “No sea pobre de espíritu”.
Tenía razón razón la persona que me lo dijo. Hay malas prácticas que tienen cara de buenas, pero que en realidad no ayudan a nuestros objetivos financieros, una de ellas es quejarse por dinero, otra es querer ahorrar en todo, contar los cincos e incluso estresarse por plata, son acciones que no aportan.
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Gastar más de lo que se gana es un problema y sin reparo nada estará bien hasta no corregir ese único tema, pero también es cierto que anclarse en el tema dinero empobrece el espíritu.
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Hay que hacer crecer la confianza, la certeza de que somos capaces de cumplir, de levantarse e ir a trabajar. Recuperar el optimismo y lograr que el mundo entero le crea. ¡Usted puede!