EscucharSi en una trivia le preguntan: ¿qué tienen en común el Estadio Azteca, de México, y la Casa Presidencial, en Zapote?, ¿cuál sería su respuesta?
Si ya lo pensó, pero ni la pasa por la mente la respuesta, le advertimos que no tienen en común ni la Selección de fútbol, ni las broncas por los aguacates mexicanos, sino su creador.
Ambas edificaciones tienen más de 50 años y sus diseños tienen la firma de una de las mentes maestras de la arquitectura moderna el arquitecto mexicano Pedro Ramírez, quien falleció el 16 de abril del 2013.
Resulta que el El Coloso de Santa Úrsula, la casa del club América, se inauguró el 29 de mayo de 1966 y es nada menos que el "hermano mayor" del edificio que será la oficina de Carlos Alvarado Quesada por los próximos cuatro años.
Estilo mexicano.
Fue en 1976, con la colaboración de Rafael Mijares, que el arquitecto trabajó en el diseño de las oficinas que tendría en San José la empresa Fertica, y que gracias a un convenio entre los presidentes de ambos países es hoy la Casa Presidencial de Costa Rica.
El arquitecto Marco Mora Von Rechnitz asegura que este primer uso del edificio que hizo la empresa azteca de fertilizantes es el responsable de que no se vean elementos ticos, porque fue un edificio diseñado por y para mexicanos.
"Falta el sello o identidad de Costa Rica y no quiero decir que lo llenen de ruedas de carreta por todo lado, sino de poner elementos que reflejen la esencia, lo que nos identifica como ticos", explicó Mora.
Ramírez creó un paisaje con un patio central y unió los edificios por medio de rampas, según Mora, esto es propio del diseño mexicano y es un espacio que se ha desaprovechado para llenarlo de los colores y las plantas que son nuestra imagen ante el mundo.
Solución de emergencia.
Doña Estrella Zeledón, la viuda del expresidente Rodrigo Carazo Odio, recuerda muy bien la mudanza de emergencia que tuvieron que hacer en el nuevo edificio.
La pared trasera de la antigua casa presidencial se cayó y les pusieron una orden de desalojo que los obligó a buscar dónde irse.
"Me acuerdo que Rodrigo (Carazo) hizo un convenio con el presidente de México, José López Portillo, y el Gobierno pagó una suma simbólica por el edificio. No me acuerdo si fue un dólar o cien dólares, pero no se pagó lo que realmente valía", explicó doña Estrella.
Para la buena suerte de la administración Carazo no tuvieron que hacer licitaciones, ni esperar para construir un lugar nuevo, solo tuvieron que echar los chunches a las cajas y pasarse de casa.
La exprimera dama contó que las condiciones de los trabajadores mejoraron mucho gracias a la nueva ubicación. "El edificio viejo no estaba hecho para una casa presidencial, las oficinas se iban agregando cuando se necesitaba algo, no había espacio para atender a la gente ni para nada".
Doña Estrella dijo que no sabía quién construyó la casa, solo se acuerda de que eran las oficinas de Fertica, tampoco tuvo la oportunidad de conocer al que le dio ese regalo al Gobierno de su esposo.
La cosa fue tan a la carrera que ni los ministros cruzaron un saludo con el arquitecto, don Rodolfo Méndez Mata, quién fue ministro de Transportes entre 1978-1982 contó que sabía que un famoso profesional lo había hecho, pero que tampoco lo conoció.
"No sabía quien lo había diseñado, solo recuerdo que era un arquitecto famoso y que lo hizo para Fertica. En esos días nos dieron una orden de desalojo, porque había fallado uno de los muros y como el edificio estaba en manos del Estado lo usamos para la nueva sede", explicó don Rodolfo.
Méndez contó que la emergencia que los obligó a mudarse se dio cuando la constructora estaba escarbando el terreno para hacer las bases del Tribunal Supremo de Elecciones, falseo los cimientos de la casa presidencial y provocó que se derrumbara la pared trasera.
