La bruja Zárate, la habitante más famosa de Aserrí, específicamente de la conocida piedra, dejará seis botellas mágicas en distintos lugares del cantón y quienes las encuentren obtendrán algo bueno.

Nada de hechizos o pócimas, se trata de 10.000 colones y un dije con forma de bruja en su escoba.

Doña Zárate se puso regalona desde ayer y seguirá así hasta el sábado 30 de octubre. No trabaja sola, hizo yunta con Radio Aserrí para divertir a los locales, y a la gente de cantones vecinos, con una actividad que busca rescatar leyendas y tradiciones de su pueblo.

Fabián Alvarado, director de la emisora, nos contó que cada día darán una pista por la página web de la radio (https://radioaserri.com/) y de un grupo de Telegram. Quienes se apunten deben tratar de resolverla y ver si logran llegar hasta la botella, que les da el chance de exigir la recompensa.

A la bruja se le antojó dejar la botella de este lunes en el jardín de la casa de don Jorge Díaz, un músico y homeópata aserriceño que amó a su tierra y ayudó a muchos.

“Doña Zárate no las dejó muy a la vista, están colocadas estratégicamente para que los que se apunten estén muy atentos y afinen el ojo”, explicó Fabián.

La idea de las pistas es que los participantes conozcan algo de la historia de la comunidad y, en caso de no llegarle a la respuesta, involucren a personas mayores. Incluso pueden acudir al grupo de Telegram a pedir ayuda.

“Queremos que la gente empiece a analizar, que deje de estar buscando todo en Google y que aplique la lógica”, comentó el director de la radioemisora.

A Valeria Fallas le pareció linda la iniciativa, se involucró y lo disfrutó.

“La dinámica ha mantenido una gran expectativa y es muy ingeniosa. Aplicamos conocimientos de personajes del cantón y su cultura”, comentó.

Valeria conoce muy bien la leyenda de la bruja pues vive con la piedra de Aserrí prácticamente en el patio. Con nada y ve a doña Zárate a bajar a esconder las botellas que faltan.

Carmen Corrales también se unió a la búsqueda de tesoros, pero no sola, se llevó a su esposo Álvaro Castilo para que la ayudara.

“Me costó descifrar la pista porque estaba al revés y cuando lo hice alguien se nos adelantó porque por más que la buscamos no la encontramos. Pero es una experiencia muy bonita”, contó.

Pero que nadie tire la toalla porque, como les dijimos, la actividad sigue hasta el sábado.

Así empezó la leyenda

La bruja Zárate es quizás las más famosa del país, aunque es posible que los más jóvenes no sepan de ella.

El profesor de la Universidad Nacional y doctor en Historia José Aurelio Sandí, colaborador de Radio Aserrí, nos la presenta, pero empezando por el puro principio, como se dice.

“Con la llegada del cristianismo, los ‘poderes mágicos’, que no eran más que buena observación, quedan restringidos a los sacerdotes cristianos y se elimina cualquier adivinación porque va en contra de la fe. Las mujeres vivían en una sociedad patriarcal y debían estar sujetas a su padre, hermanos y marido”, contó Sandí.

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Cuando una mujer se salía del saco y se iba a vivir fuera de la ciudad sin un hombre y lo conseguía, se pensaba a veces que había hecho un pacto con el diablo.

En esa base se asienta la leyenda de la bruja Zárate, que tiene varias versiones.

Una dice que se había enamorado del español que gobernaba Aserrí y que este no le daba pelota porque era una “viejilla muy fea”.

Quizás era furris, pero talentosa porque convertía las frutas en oro y sabía cómo curar enfermos... Lo malo es que esta historia no cuadra porque en Aserrí no hubo ningún gobernador español, solo vivían indígenas.

Otra versión dice que el amor de la bruja se dirigió hacia un conquistador de la Madre Patria que tampoco le dio bola y que ella, para tenerlo cerca, lo convirtió en un pavo real y lo tiene con ella en la piedra.

Sandí trabaja en una investigación sobre el tema y descubrió un documento muy interesante.

“Registra la sentencia en contra de Juana Zárate que lleva adelante el reverendo fraile De Chacón, cura doctrinero de Aserrí, por el delito de amancebamiento (se juntó sin casarse) y fue condenada por el tribunal eclesiástico de Cartago el 28 de octubre de 1771 a vivir desterrada en el valle de Bagaces”, contó el historiador.

Ese castigo fue por “salirse del saco” y no casarse, algo que era casi obligatorio en aquellos tiempos.

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“Antes se decía que a las personas que se juntaban se les echaba una maldición que afectaba siete casas a la redonda. Era presión social para que nadie desobedeciera. En 1751 en Aserrí solo había 185 habitantes, o sea, todo mundo se conocía”, contó.

Y ya sabemos, pueblo pequeño, infierno grande. O tal vez no es tan malo porque la bruja Zárate sigue muy cómoda en ese territorio con su piedra y su pavo real.

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