Desde el miércoles anterior, Ileana Gómez hace de tripas chorizo para ir a trabajar, porque con el aumento en las tarifas de bus de barrio Pinto, en San Pedro, la plata que tenía para los pasajes no le alcanza.
Esta señora labora como miscelánea en el hospital Calderón Guardia y contó que cada quincena guarda el dinero para los pasajes, pero con el garrotazo que hubo con las tarifas de los buses de la ruta 51, que va de San José a Barrio Pinto, Vargas Araya y Carmiol no lo está logrando.
Recordemos que el lunes anterior se publicó en La Gaceta un ajuste en las tarifas de esa ruta.
“El miércoles llevaba los pases completos para irme a trabajar. Antes del aumento se pagaba 315 colones y el chofer me dijo que me faltaba plata y de sorpresa me enteré que los pasajes subieron a ¢445.
LEA MÁS: No va a creer la clase de garrotazo que le dieron a los usuarios de buses de San Pedro
“Ese día iba con la plata tallada y para irme a mi casa tuve que pedir prestado. Uno entiende que a veces las tarifas suben diez, quince, a lo mucho veinte colones, pero esto me parece exagerado, ahora tengo que ver cómo me acomodo para salir con los gastos de la casa”, afirmó preocupada.
El arroz con doña Ileana está así: con el aumento deberá pagar 262 colones de más por día y al trabajar seis días a la semana tendrá que sacar de la bolsa ¢1.572 adicionales. Al mes, es decir, al cabo de 4 semanas se le irán ¢6.288 sólo para pagar el aumento de las tarifas.
“Lo peor es que la ruta de barrio Pinto tiene un servicio pésimo, los fines de semana sólo operan dos buses y para jugármela viernes, sábado y lunes tendré que pedirle dos mil a una prima, porque ya no tengo plata. Aquí ando con 500 colones, que es lo que voy a usar para irme a la casa.
“Los martes tengo libre y para ir a trabajar en lo que queda de la quincena confío en que me llegue una plata, porque ya pagué la casa, los recibos y no me queda para hacer más gastos. A mí se me pierden 5, 10 o 15 colones de los pasajes y quedo lista, tengo que buscar quién me ayude”.
₡131 fue lo que subieron los pasajes en la ruta 51.
Sorprendidos
El garrotazo fue publicado en el Alcance N° 166 de la Gaceta N° 181 del lunes anterior. Esta ruta moviliza por mes cerca de 262 mil personas y cuenta con 31 unidades.
La empresa hizo la solicitud en julio, alegando que hicieron mejoras en el servicio, con la compra de nuevos buses. Por otro lado, la intendente de Transporte de la Aresep, Paolo Varela, justificó el alza.
“Esto se debe especialmente a que la empresa tenía un rezago de 12 años, es decir, desde hace 12 años no accedía a una fijación tarifaria ordinaria. De acuerdo con la metodología aprobada por la junta directiva de Aresep se reconocen los costos asociados al esquema operativo, horarios, la distancia y las unidades correspondientes”, afirmó.
LEA MÁS: Estos son los requisitos para casarse gratis en el Tribunal Supremo de Elecciones
Javier Pérez estudia en la Universidad Latina y va tres veces a la semana a clases. Recordó que el martes iba con el dinero justo para pagar los buses y afirmó que cuando vio que las tarifas habían subido, tuvo que escarbar en el bolso a ver si tenía más menudo.
“Mi mamá, Kattia, es quien me ayuda con el transporte y me impresionó ver que había subido tanto de golpe porque, por lo general, uno ve que tal vez suba 50 colones, a lo mucho, pero ¢131 es como exagerado”, dijo este estudiante de Ingeniería en Sistemas, quien vive en Zapote.
A acomodarse
Karla Solano tiene 33 años y años después de salir del colegio decidió estudiar Antropología en la UCR. Hasta hace cuatro meses vivía en Pérez Zeledón y ahora reside en Zapote, junto a sus tres hijos de 14, 11 y 4 años, respectivamente.
Karla va a la U cuatro días a la semana y gracias a una beca es que está cumpliendo su sueño de convertirse en profesional, pero el leñazo en las tarifas de bus la tiene angustiada.
“Me enteré el lunes por redes sociales, vi comentarios y eso me ayudó a prepararme. Por día gastaba cerca de 1.000 colones en cada viaje y ahora tendré que invertir el doble y yo soy ama de casa, tengo que sacar cuentas para redistribuir mis gastos, porque este aumento nos tomó por sorpresa a todos”, relató.
LEA MÁS: ¿Qué pasó con el proyecto que busca reactivar los aumentos salariales en el sector público?
Gómez afirmó que al igual que ella, varios de sus compañeros pegaron el grito al cielo porque no tienen las posibilidades de costear sus estudios y dependen de ayudas, como las becas para acudir a clases.
“Pensé que el aumento sería mucho menos, de ¢25 o ¢30, pero ¢131 pega y duro. Otra salida sería caminar, pero estamos en época de lluvias y no podemos llegar a clases mojados.
“Para mí, el ser becada es todo, sin eso no podría estudiar, siento mucha alegría de volver a estudiar, veo alumnos muy jóvenes, pero hasta los profesores me motivan a no tirar la toalla, me muestran su apoyo”, expresó.