El 3 de marzo de 1983, cuando tenía la edad de Cristo, 33 años, Mario de Jesús Fonseca Ulate se levantó muy temprano porque había decidido a irse caminando desde barrio México, donde vivía, hasta La Sabana y coger un buen campo para la misa que a las 10:45 de la mañana dio el papa san Juan Pablo II.
“Recuerdo que La Sabana estaba llenísima, eran miles de personas (se calculó que más de 400 mil personas), pero como llegué tempranito agarré un buen lugar. Desde que en la iglesia de barrio México informaron de la misa yo me prometí ir porque no iba a desaprovechar la oportunidad de estar en una misa con el mismísimo papa”, recordó don Mario, quien tiene más de 20 años de vivir en la León XIII, de hecho, asegura fue uno de los fundadores de ese distrito que es el cuarto del cantón de Tibás.
Doña Angélica Ulate y don Rogelio Fonseca, los papás (ambos fallecidos), lo criaron en un hogar con fuertes bases católicas, por eso, además de prometerse ir a la misa, se prometió disfrutarla al máximo y así lo hizo.
“Escuché con toda atención la misa. Cuando comenzaron a dar el cuerpo de Cristo con hostias bendecidas por el papa, me emocioné mucho. Vieras que no me costó comulgar porque todo estaba muy bien organizado y había demasiadas personas dando la comunión.
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“La alegría de haber estado en una misa con el papa Juan Pablo II (falleció en el 2005) me dura hasta el día de hoy. Siempre he dicho que después de esa misa ya puedo morirme en paz porque el propio Juan Pablo II nos dio su bendición, eso lo llevo bien guardadito en mi corazón”, explica el tibaseño.
A don Mario lo contactamos porque este 2 de marzo se cumplen 40 años de la única visita de un papa a Costa Rica. Ese día el papa besó suelo costarricense al llegar al aeropuerto Juan Santamaría y de inmediato se trasladó al Seminario Mayor en Paso Ancho, donde se reunió con los obispos de Centroamérica e incluso algunos de Sudamérica.
Después de la reunión se trasladó a la Nunciatura en Rohrmoser, que fue su casa mientras estuvo en nuestro país. Cada traslado por nuestras calles significaba mares de gente en ambos lados de la carretera. La gente rezaba y le tiraba flores. Se recuerda que incluso había personas que lloraban cuando el papamóvil pasaba al frente de ellos.
El 3 de marzo del 83, antes de la misa en La Sabana, el papa visitó el Hospital de Niños y Casa Presidencial, en donde lo recibió el presidente de aquel entonces, Luis Alberto Monge. El 4 de marzo viajó a Nicaragua y volvió a dormir aquí, al otro día viajó a Panamá y regresó a dormir a suelo costarricense, se fue de Costa Rica y Centroamérica el 5 de marzo.
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Don Mario ahora tiene 6 hijos, 6 nietos y 12 bisnietos. Ninguno de ellos, ni su esposa, sabían de su participación en la misa papal, se los comentó hasta esta semana que se enteró que se cumplen 40 años de la venida del papa san Juan Pablo II.
“Después de la misa dije, ok, misión cumplida, ya puedes llevarme Señor”, confesó.