El legislador Juan Luis Jiménez Succar, del Partido Liberación Nacional, tiene pinta de ser un hombre serio y así lo ha demostrado en el plenario, pero es reconocido por todos sus colegas como el diputado de las bromas.
Este abogado reconoce que dedica el 50 por ciento de su vida a hacer bromas, a buscar el lado humorístico de las cosas y el otro 50 por ciento a ser serio y a defender con pasión sus posiciones ideológicas, siempre con respeto y con argumentos.
En este período legislativo, unas de sus víctimas fue el diputado Edgardo Araya, excandidato presidencial del Frente Amplio.
Resulta que un día, cuando Araya llegó a la casa, se metió las manos al saco y notó unas piedritas de colores, y quedó extrañado. Su esposa le preguntó que qué era aquello y Araya no pudo explicar.
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Al principio, el asunto parecía insignificante, pero cuando pasa una semana, dos semanas y hasta un mes llegando todos los días a la casa con piedras de colores en la bolsa del saco, la cosa como que no está bien.
“La primera vez dije: ’¡qué raro!, en las carreras del día me eché algo a la bolsa y se me olvidó'. Mi esposa creía que eran piedras de colección. Y así estuve como un mes. Ya empezaba a preguntarme, ’¡qué raro!, ¿qué es esta vara?, ¿de dónde salen estas jueputas piedras?'”.
Hasta que un día eché de ver que las piedritas se parecían mucho a las que había en los floreros que estaban en el Congreso. Hice el comentario y voy viendo a Juan Luis esquineado muerto de risa”, contó con simpatía Araya.
Jiménez Succar admitió la broma y añadió que hubo otras víctimas. Una de ellas fue la empleada de Araya, quien le dijo que le tenía guardadas las piedras que encontró en el saco, porque parecían muy valiosas.
Otra broma de las más famosas que hizo Jiménez fue con una camiseta de la Selección Nacional y la víctima fue el diputado Luis Alberto Vásquez Castro, del Partido Unidad Social Cristiana .
“La Fedefútbol nos regaló una camisa a todos los diputados, venía en una caja de cartón. Vásquez dijo que era para un hijo y la puso en el escritorio del directorio, yo la cogí y me la llevé. La guardé. Cuando Vázquez la buscó estaba desesperado, porque no la encontraba, hasta se fue con sus asesores a ver las cámaras del directorio, pero no había nada registrado, porque había sido antes. A los tres días fui y se la entregué”, dijo sonriendo Jiménez.
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En el período del 1994-1998, Juan Luis también fue diputado y en esa ocasión también se distinguió por ser bromista. La fama es tal que cuando pasa algo y él no ha sido siempre le echan las culpas. “Me voy muy contento con mis compañeros, creo que ninguno se salvó. En el 94-98 escribí anécdotas, junto con Alberto Cañas (qdDg), que son increíbles, muy lindas”, dijo el congresista.