Cinco mil kilómetros de cuerda de pescar decomisada, boyas de corcho y boyas chinas y como 25 metros de largo son algunas de las características del puente Copey en la isla del Coco, vital para dar electricidad a dicho lugar.
Ese puente fue hecho en el 2005 y tiene la particularidad que en su construcción se utilizaron materiales que le quitaron a los pescadores ilegales. Y aún queda un montón de material (5 toneladas para ser precisos) que están guardado en bodega, pero que pronto será utilizado en otras obras.
Geiner Golfin, guardaparque en la isla, dijo que el puente es una obra de ingeniería que estuvo a cargo de Francisco Quesada, oriundo de San Vito y se ubica en un punto estratégico, sobre el río Genio, entre el cerro Iglesias y la casa de máquinas que nutre de electricidad la isla.
“Se le puso Copey porque es uno de los árboles que existe en la isla. La base del puente es similar al prototipo que se usó en el puente de San Francisco. Es de los puentes más importantes de la isla”, explicó Golfín.
Se extiende 15 metros de largo y soporta un peso entre 260 a 300 kilos, o sea, unas cuatro personas.
“El puente es emblema de nuestra guerra en contra de la pesca ilegal, es un símbolo auténtico y puro de lo que representa esa lucha”, dijo Golfin.
La construcción de la obra tardó aproximadamente cuatro meses, pero se le hicieron remodelaciones en el 2006 y en el 2008.
“El tiempo total, tomando en cuenta las reparaciones es como de unos ocho meses”, comentó el guardaparques.
La base del puente son tres perling en forma de hache, las agarraderas son boyas, el soporte de la base es de mecate que utilizan los atuneros, el piso es de un mecate grueso entretejido con una vara de hierro de 60 centímetros.
Basura de todo el mundo
En la isla del Coco hay una bodega donde se guardan todos los decomisos que le hacen a los pescadores ilegales. También guardan objetos que llegan del mar. Esos desechos serán reutilizados por la Fundación Amigos de la Isla del Coco (Faico).
Según Golfin, tienen entre ocho y nueve años acumulando material en la bodega.
La corriente marina ha llevado objetos raros, como una máquina de tortura hecha en pino.
“Era relativamente nueva. Creemos que la utilizan en barcos orientales. Fue hace tiempo, ya no está y no tenemos foto”, expresó Golfin.
También les han llegado bolas de baloncesto, zapatos con etiquetas de Corea, Japón, China, Taiwán. Estañones de combustible, sillas, objetos de Perú y Ecuador.
Se estima que el 80% de la basura que hay en los océanos proviene de tierra y el 20% de actividades en altamar”, dijo Golfín.
Alejandra Villalobos, directora ejecutiva de Faico, dijo que entre los objetivos está dejarle a la isla un entorno más limpio.
“Sabemos que los guardaparques utilizan las boyas y otros desechos para hacer puentes y otras infraestrucutra, pero lo importante es darle una reutilización. Lo haremos con cosas más pequeñas y que pueden ser utilizadas en la isla o fuera de ella”, explicó Villalobos.
Golfin agregó que todo el material decomisado está en actas, clasificado y pesado para tener la información en el caso de un traslado, por el tema de transporte.
Especies sufren
Geiner Golfin dice que es normal ver mantarrayas con redes de pesca enredadas en su cuerpo o tortugas con desechos atorados.
También han visto tiburones con cuerdas de pescar guindando.
Dijo que el nailon, material del que están hechas las cuerdas de pescar tardan de 15 a 20 años en degradarse. “No dura tanto como el plástico, pero sí afecta el entorno”.