Caer en el mundo de las drogas es tocar el infierno con las manos, ninguna persona que prueba por primera vez un puro de marihuana o un pase de cocaína se imagina que podría estar firmando su sentencia de muerte.
Una joven a la que llamaremos Nicole, de 32 años, lleva 30 meses fuera de las drogas. Su adicción a la cocaína la llevó a dañar a lo que más amaba: su familia, pero ahora siente que por fin está recuperando su vida y quiso contar su historia para que sirva de lección a quienes sienten curiosidad por probar drogas.
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El periodista Henry Segura, del AIFA, se encargó de relatar la entrevista que le hizo a esta valiente mujer.
“Vivo en San José y mi nombre no es Nicole, pero me llamaré así para evitar etiquetas sociales que no ayudan al proceso de rehabilitación que desde hace 30 meses llevo. No quiero más bullying, no quiero que mi familia sufra al volver a escuchar el término cocainómano (adicto a la cocaína).
“Empecé a usar esta droga ocasionalmente en actividades grupales donde había personas que consideraba mis amigos. Casi todos los del grupo eran consumidores y la ‘coca’ era uno de los vínculos más fuertes del colectivo. Al inicio me reunía con ellos de vez en cuando, podría decir que 6 u 8 veces al año; conforme pasaban los días tenía más necesidad de verme con ellos y la razón principal era una: consumir cocaína.
“Me descontrolé, hice a un lado mis sueños, cambié los manjares que mi madre preparaba los fines de semana por alcohol, cocaína y encuentros sexuales motivados por el uso de ese polvo asqueroso que por poco destruye mi vida. En un decir amén, tenía quien me vendiera el producto y pasé a utilizarlo dos veces por semana, se volvió una adicción”, recordó con dolor la paciente en recuperación.
Nicole se hizo pareja de uno de los integrantes del grupo, creía que tenían muchas cosas en común y la química que se generaba era encantadora. Durante unos años mantuvo ese ritmo de consumo, su pareja era capaz de mantener la frecuencia y la cantidad de consumo, pero ella cada vez necesitaba más. Para ese entonces le costaba levantarse, sentirse despierta y la energía para hacer bien las cosas iban de picada. Quería parar, pero ya era incapaz de volver atrás y enfrentar por su cuenta el problema que tenía encima.
“Fue hasta que mi madre, un buen día, se encontró una bolsita de cocaína en mi chaqueta y como su fe era inquebrantable y su amor era incondicional, me llamó a cuentas y se convirtió en el ángel que me llevó hasta el IAFA donde empecé a renacer, me reinventé y hoy me declaro sana. Estoy por cumplir dos años y medio que no sé nada del polvo blanco, bueno, sé de él que es malo, dañino, destructor”.
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Extremadamente adictiva
La cocaína es un estimulante extremadamente adictivo que afecta de manera directa al cerebro, se extrae de la hoja de coca y su presentación es de polvo blanco que se consume comúnmente de forma inhalada, insuflada e inyectada.
Los efectos de la cocaína se presentan casi inmediatamente después de una sola dosis y desaparecen al poco tiempo. Los que consumen cocaína en cantidades pequeñas generalmente se sienten eufóricos, energéticos, conversadores, mentalmente alertas y responden a las sensaciones de tacto, visuales y auditivas.
Provoca en muchas ocasiones pérdida de contacto con la realidad, agresividad y la agudización del estado de alerta, además con manía persecutoria, es decir, con sensación de que es perseguido u observado.
La cocaína puede disminuir temporalmente el apetito y la necesidad de dormir. Algunos consumidores sienten que la droga les ayuda a realizar más rápido algunas tareas simples, tanto físicas como intelectuales, mientras que a otros les produce el efecto contrario.
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La doctora Luisa Oviedo, del Proceso de Atención a Pacientes, explicó que entre las complicaciones de salud más frecuentes de los consumidores se encuentran algunos efectos cardiovasculares como taquicardias, (aumento de la frecuencia cardiaca, infartos e insuficiencia cardiaca). Algunos efectos neurológicos que se presentan son los accidentes cerebro vasculares, micro infartos o hemorragias, convulsiones, dolores de cabeza y hasta coma; y complicaciones gastrointestinales, como dolor abdominal y náuseas, además es común ver lesiones en la nariz como perforaciones que afectan en la respiración, infecciones y hasta el riesgo de meningitis.
Las muertes ocasionadas por la cocaína suelen ser por un paro cardíaco o de convulsiones seguidas por un paro respiratorio.
En el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), se ofreció apoyo a 5.231 personas que presentaron consumo problemático de cocaína y crack en 2022, de ese total 4.405 fueron hombres y 826 mujeres, una de ellas fue Nicole.