María José Salgado es una joven herediana, de 30 años, quien desde que estaba en el colegio disfruta de pasar horas en los cementerios, sobre todo, si es uno que no conoce.
Cuenta la florense que fue en el cole cuando le nació la afición por las calaveras y lo gótico. Poco a poco comenzó a desarrollar esa pasión por los cementerios y, también, poco a poco, le nació el pasatiempo de tomar fotos en los que visita.
“Me encanta pasar horas en los cementerios. Eso no significa que paso todo el día en ellos, pero sí cuando puedo paso horas. Disfruto mucho visitarlos, conocerlos, ver cada una de las tumbas y leer quiénes están ahí enterrados.
“Cada cementerio tiene su particularidad por eso todos son especiales. Son muy diferentes los de la zona rural a los de la zona urbana. En zona rural las lápidas son muy sencillas y no tienen casi esculturas”, comenta la herediana.
¿No les tiene miedo a los cementerios?, le preguntamos.
“Para nada. Por estos días son mil veces menos peligrosos los muertos de los cementerios que los vivos de la calle. Estando en un cementerio me siento en paz porque esos lugares transmiten eso, mucha paz”, responde.
Con gran pasión e ilusión pasó horas en el cementerio General de San José y quedó impactada de todo lo que observó y fotografió. Le encantó la gran cantidad de arte que hay, además, del silencio que se escucha a pesar de estar en el puro centro de la ciudad.
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“Visitar el cementerio General es como ir a un museo. He estado en cementerios de Heredia, San José, Puriscal, pero ninguno es como el General. La gran mayoría de mausoleos del General son joyas arquitectónicas, por eso lo disfruté mucho y pasé horas ahí”.
Así como la impresionó el General, también la impactó muy fuerte la visita que hizo al cementerio Calvo, al sur de San José, frente al Mercado Mayoreo josefino.
“Es un cementerio demasiado melancólico, todo lo contrario al General. En el Calvo están enterradas las personas que nadie reclama en los hospitales, por eso, con costos, hay una cruz y muchas tumbas están descuidadas.
“Para mí fue impresionante estar en el Calvo porque se respira un aire muy diferente al de otros cementerios, debe ser porque ahí están los abandonados, los que nadie reclamó y eso genera, creo, mucho dolor en el ambiente”, asegura.
-¿Qué hace tantas horas en un cementerio?
Lo primero, disfrutar de la paz que transmite, lo segundo, admirar las tumbas, leer cada una de ellas, saber el nombre de las personas que están ahí, cuándo fallecieron, cuánto duraron vivas, eso me encanta. Muchas personas van a una iglesia a encontrar paz, pues yo voy a un cementerio.
-¿Alguna tumba que la haya impresionado bastante?
Siempre me impresionan las tumbas de los niños, las siento como especiales. En el cementerio General me topé con una que tiene incluso la escultura de un niño, ahí me quedé un buen rato viendo esa tumba, viendo la escultura e imaginando si la carita es igual a como era la del chiquito”.
-¿Le han dicho algo por su pasión por los cementerios?
Claro. Es que hablamos de un tema que socialmente a la gente le asusta, la pone triste. Casi a nadie le gusta tocar el tema de la muerte desde ningún punto de vista. Ese no es mi caso. Para mí los cementerios son lugares de completa paz. Hay una sensación especial que siento, la cual, no sé describir, pero no la he sentido en ningún lugar con los vivos”.
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-¿No la han asustado nunca en un cementerio?
Nunca. No he tenido ninguna experiencia paranormal ni nada de eso. Nada de voces o ver algo. También me lo he preguntado y creo que es porque yo llego con una mentalidad muy positiva, muy especial y entonces logro una conexión total espiritual con cada cementerio que visito. Muchas personas los ven como lugares de terror, yo los veo como espacios de serenidad, tranquilidad”
-¿Imagino que tiene amigos que piensan igual sobre los cementerios?
No. Vieras que no. Ninguno de mis amigos comparte mi forma de disfrutar un cementerio. Siempre que voy a ir a uno los invito a que me acompañen, pero nadie acepta, me dicen que les da miedo, que no es algo que les llama la atención.
-¿Por qué siente que no le da miedo un cementerio?
Estoy convencida que es porque veo la muerte muy diferente a la gran mayoría. Mi visión de la muerte es muy al estilo mexicano, que celebran la muerte como un paso más en la existencia y un alegre recuerdo de un ser querido. No veo la muerte como algo triste sino como el comienzo de una vida nueva, de un renacer.
-¿Algún cementerio que quiera conocer?
Me enteré que en Guatemala hay uno que se parece al General, de hecho, se llama igual, es el cementerio General de Guatemala y tiene muchas esculturas y mausoleos. Me encantaría conocerlo y sé que lo lograré.
-¿Solo le gusta visitar cementerios?
También colecciono calaveras que me regalan los amigos. Ya todos saben mi afición por la muerte y me regalan cosas sobre el tema. Tengo un cráneo de un gato, de un perrito que me encontré en la playa, otro como de una cabra con todo y cuernos que me regaló una amiga.