El expresidente liberacionista José María Figueres tuvo el valor de hacer a un lado su orgullo y tomar una difícil decisión por el bien del país cuando su ministro de Seguridad, Juan Diego Castro, recibió un voto de censura por parte de la Asamblea Legislativa.
En 1995, Castro se fue para el Congreso con un grupo de policías armados a rodear la Asamblea para hacer presión y exigir a los legisladores que aprobaran un aumento en el presupuesto de esa cartera.
Eso causó un gran descontento por el irrespeto que representó y los diputados le dieron un voto de censura, el primero en la historia del país.
Figueres puso las barbas en remojo y decidió despedir al ministro Castro para evitar más problemas.
En cambio, ahora que la ministra de Educación, Anna Katharina Müller, recibió un voto de censura (por ser no apta para el puesto), el segundo en la historia del país y el presidente Rodrigo Chaves más bien le bajó el piso y dijo que esa decisión era irrelevante y dio su total apoyo a Müller.
“Ese voto de censura es irrelevante y la ministra continuará con todo el apoyo del Gobierno, ¿por qué es irrelevante? primero porque es una administración, segundo ¿de quién viene? esto es una sacada de clavo”, tiró Chaves.
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Los egos se deben dejar de lado
El politólogo Gustavo Araya dice que en estos casos lo mejor es que los mandatarios dejen de lado los egos y pongan por encima de todo el bienestar del país.
“Un voto de censura es muy extraño en Costa Rica sucedió hace 30 años el primero, es una medida de excepción que se usa para llamar la atención del Gobierno”.
“Si el Gobierno fuere respetuoso de la Constitución el voto sería suficiente para pedirle a la ministra que renuncie, si 33 personas decidieron que la ministra no es apta para el puesto es porque tienen elementos suficientes para sostenerlo, le dieron una sanción política muy fuerte”, dijo Araya.
El politólogo dijo que si ya de por sí el Poder Ejecutivo tiene una mala relación con el Legislativo, el que el presidente ignore lo que dicen los diputados más bien complicará más las relaciones.
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“Es un tema grave, el presidente manda el mensaje para el pueblo de que no pasa nada, de que los diputados están pintados en la pared y el Gobierno puede hacer lo que quiere aunque no sea constitucional.
“José María Figueres ha sido criticado por muchísimas razones, la mayoría de ellas de índole ético, pero en ese caso decidió cumplir con el precepto ético y democrático de separar la figura que tenía problema con la Asamblea Legislativa, de lo contrario le hubiera garantizado una mala relación con los diputados, sino lo hacía, hubiese dicho que es válido que sucedan estas anomalías en una democracia y hubiese dado un pésimo ejemplo a la ciudadanía sobre la institucionalidad y un pésimo ejemplo del deterioro democrático, cosa sí está sucediendo hoy con el gobierno de Rodrigo Chaves”, agregó el experto.