La posibilidad de que Costa Rica meta el hombro para evitar que las jirafas reticuladas se extingan, está a punto de desaparecer.

Esto porque este lunes el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) le dio un ultimátum a Ponderosa Adventure Park, para que a más tardar en 10 días haga lo necesario para cumplir con un problemático reglamento aprobado en el gobierno de Luis Guillermo Solís.

Y es que una de las medidas es que el centro de recreo deberá castrar a los animales o separarlos por género para evitar que se sigan reproduciendo. Además, tendrá que impedir que los visitantes se les acerquen para darles de comer.

La bellas jirafas reticuladas, que son las que hay en Ponderosa, están en peligro de extinción.

En el 2007 llegaron al país las primeras cuatro, nacieron en África, pero fueron traídas de Estados Unidos, donde estaban viviendo.

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Ellas se acoplaron tan bien a Tiquicia que se empezaron a reproducir, lo que significa un triunfo en materia de fauna silvestre en cautiverio.

Para el biólogo Pompilio Campos, que en Costa Rica se estén reproduciendo jirafas de forma natural, es algo muy importante.

“Lejos de ser mal visto que en zoológico se reproduzcan animales silvestres, es algo bueno porque es una forma de mantener a las poblaciones. Además, ayuda mucho al aprendizaje científico de profesionales como veterinarios y biólogos.

“Va en contra de los principios el querer evitar que se reproduzcan, es natural que se busque la sostenibilidad de la especie. El tener jirafas reticuladas en Costa Rica permite tener un acervo de material genético que podría ser usado para ayudar a repoblar Africa, por ejemplo, o incluso servir para probar medicamentos que necesitan aplicar en jirafas que viven en libertad. Debido al riesgo, es mejor hacer pruebas en animales en cautiverio para medir las reacciones”, dijo el especialista en manejo y conservación de fauna silvestre.

Pleito viejo

En setiembre pasado ya se había hecho un alboroto por la aplicación del nuevo reglamento, ya que a ese momento se habían cerrado al menos 100 refugios.

Luego de varias conversaciones, las autoridades le dieron a David Patey, dueño de Ponderosa Adventure Park, un plazo para que se acomodara a las nuevas disposiciones, tiempo que vence este mes y por eso le dieron el ultimátum.

Entre los argumentos de quienes hicieron el reglamento, está que los visitantes del centro turístico alimentan a los animales con una dieta ajena a ellos (zanahorias) y posan para sacarse selfis, ambas situaciones catalogadas como faltas a la normativa.

Para ellos, esa cercanía puede propiciar contagios de cualquier tipo de enfermedad, ya sea de parte de los animales a las personas o viceversa.

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Sobre esto, el biólogo dijo que, si bien es cierto sí representa un riesgo el contagio de enfermedades, tampoco es para tanto.

“Sería más riesgoso llegar a tocar a un perro callejero que no tiene ningún control veterinario, que tocar a una jirafa o algún otro animal de estos que se supone tienen control médico periódico y están en buen estado de salud. Claro está, deben aplicarse protocolos, como por ejemplo, el lavado de manos para evitar estas situaciones.

“En estos casos, una de las cosas más importantes es que los zoológicos o centros de rescate deben contar con un plan de manejo, hecho por profesionales, que garantice el control de la reproducción y de la vida de los animales. Si el Sinac dio permiso de operar a este centro, es porque en algún momento analizaron ese plan y se creyó conveniente”, dijo Pompilio.

La Teja intentó conversar con Patey sobre las acciones que tomarán ante el ultimátum, pero el encargado de prensa de Ponderosa Adventure Park dijo que el empresario solo se referiría al tema por medio de sus redes sociales.

Este lunes, el dueño del centro turístico dijo en un Facebook Live que él había hecho todo lo posible para ajustarse al nuevo reglamento y pidió al presidente de la República, Carlos Alvarado, que anule la aplicación de la normativa mientras se hace una revisión en la que participen especialistas de distintas instituciones, ya que asegura que en la elaboración de reglamento no se tomaron en cuenta las opiniones de especialistas ajenos al Sinac.