La isla del Coco es el único lugar de Costa Rica al que no ha llegado el covid-19. En estos siete meses de pandemia no hubo ni siquiera un caso sospechoso del virus.
En este pedacito de tierra, que está en el océano Pacífico, a unos 500 kilómetros de Cabo Blanco, aproximadamente, hay al menos diez funcionarios entre guardaparques y bomberos, además siempre hay investigadores que conviven con ellos.
El Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) elaboró protocolos desde el inicio de la pandemia para blindar la isla y protegerla del coronavirus y hasta el momento ese plan ha sido un éxito.
Es por eso que, en cuanto al virus se refiere, los funcionarios se sienten más seguros en la isla que en sus propias casas.
“Nuestro rol de trabajo es de treinta días laborados, por veintidós de descanso. Mientras estamos trabajando es muy escasa la información que nos llega porque hay poco Internet y no hay televisión, ni radio, hasta los teléfonos están malos, entonces aquí se pierde el hilo de lo que pasa en la parte continental del país, lo único que vemos son los mensajes de WhatsApp que nos mandan familiares y amigos”, contó el guardaparques Geiner Golfín.
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El funcionario dice que le parece increíble como cambian las cosas cada vez que regresan a sus casas.
"Cuando salimos para reunirnos con nuestras familias nos encontramos con un panorama muy diferente al que dejamos treinta días atrás, cada vez vemos más contagios, más personas internadas, más fallecidos, más restricciones, mientras que en la isla, aunque hay protocolos, todo es mucho más tranquilo, nos sentimos más seguros con respecto a los contagios”, agregó.
Prevención
Todos los funcionarios entran en la misma embarcación cuando se hace el cambio de turno, por lo que Geiner dice que se cuidan mucho por aquello de que alguno venga pegado con el virus.
“Cuando llegamos a la isla, los primeros diez días, todos usamos mascarillas, por aquello de que alguien manifieste síntomas o tenga el virus y sea asintomático, ya después, cuando pasó el tiempo de prueba, trabajamos sin mascarilla porque no tenemos contacto con personas externas”, relató el funcionario.
Gina Cuza, directora regional del Área de Conservación Coco, dice que como parte de las medidas de prevención, desinfectan la comida y las cosas personales de los funcionarios antes de montarse en la embarcación y también cuando llegan a la isla.
“La comida sale de oficinas del Consejo Nacional de la Producción, en Santo Domingo de Heredia, ahí la limpian y al llegar a la isla vuelven a ser desinfectada para una mayor seguridad e higiene”, explicó Gina.
Cuza dice que, además, lavan todas las verduras y frutas apenas llegan a la cocina.
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“Los funcionarios saben que si cuando se acercan los días de la entrada a la isla ellos tienen algún síntoma de gripe, ni siquiera deben presentarse, para evitar cualquier riesgo”.
La directora agrega que aunque no han tenido que usarlo, ya está establecido el procedimiento que se llevaría a cabo en caso de que alguien en la isla presente síntomas.
"Tenemos la presencia constante de dos paramédicos del Cuerpo de Bomberos que es fundamental, porque ellos son los que se encargan de la atención médica de los guardaparques; tienen el mismo rol de nuestros funcionarios y hasta viajan en las mismas embarcaciones cuando entran y salen del turno”, contó.
Cuza dijo que ya coordinaron con oficiales del Servicio Nacional de Guardacostas para hacer viajes de emergencia si se llegaran a necesitar.
Pruebas obligatorias
La isla estuvo cerrada para los turistas durante abril y mayo, en acatamiento a las medidas sanitarias del Ministerio de Salud. En junio se abrió de nuevo para turistas nacionales, pero ahora, gracias a la apertura comercial, ya hasta extranjeros están visitándola.
“Todos los turistas y los tripulantes que llegan a la isla tienen que hacerse una prueba de covid-19 máximo setenta y dos horas antes de subir a la embarcación, es una de las medidas tomadas para asegurar que no entren personas contagiadas, además, deben acatar las medidas sanitarias y de higiene”, detalló Gina.
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Cuza asegura que los guardaparques y bomberos no tienen ningún contacto con los turistas porque estos últimos solo pueden caminar por senderos autorizados y están aparte de las oficinas administrativas.
"Los tours en los que la gente va a pasear a la isla son paseos que tardan unos diez días navegando y visitan otros lugares, es hasta el penúltimo día que van a la isla del Coco; esas embarcaciones son como hoteles flotantes, ahí comen y duermen, solo se bajan a ratos para explorar los lugares, pero casi no permanecen en tierra”, explicó la directora.
Geiner dice que él y sus compañeros disfrutan mucho su trabajo porque aman la naturaleza y la protegen de corazón, pero aun así dice que es complicado separarse de sus familias todo un mes cada.
“El turismo es una fuente de ingresos fundamental para el país y con la pandemia se dieron muchos cierres, pero los guardaparques no hemos dejado de trabajar ni un solo día. Aunque no llegaran visitantes muchas personas se aprovechan y entran a hacer daños y destruir los recursos naturales, las amenazas a la naturaleza no se han detenido y por eso nosotros seguimos trabajando, para que cuando los turistas vuelvan todo esté en orden y puedan disfrutar de las bellezas que tiene el país”, dijo orgulloso Geiner.