Una mañana diferente y feliz pasó Irina De la O, una joven de 21 años que por deficiencia de la hormona del crecimiento y complicaciones al momento de nacer, será eternamente niña.
Si usted la ve, a lo lejos parece una chiquita de a lo mucho seis años, de hecho, si le pregunta ¿cuántos años tiene?, esa es su respuesta y mentalmente su cerebro tampoco se desarrolló mucho.
Ella ha luchado toda su vida contra las complicaciones de salud, que ya le provocaron una cirrosis hepática e insuficiencia renal.
El hígado y los riñones ya no aguantan mucho tiempo y, lamentablemente, algunos médicos como el doctor Ulate, de Cuidados Paliativos del hospital San Vicente de Paúl, le dio la triste noticia a la madre, doña Fanier Castro, de que la muerte de su pequeña está para cualquier momento.
Por eso, sus familiares nos contactaron para contarnos la preocupación que sienten por tan triste noticia y pedirnos el favor de intervenir para cumplirle el sueño a Irina, de conocer a los jugadores de la Liga, el equipo de sus amores.
Ese sueño se lo pudimos cumplir la mañana de este jueves, en el estadio Alejandro Morera Soto, en El Llano de Alajuela.
Patrick Pemberton, Jonathan McDonald, Pablo Gabas, Allen Guevara y el técnico Nicolás Dos Santos compartieron un rato con Irina y los dos primeros hasta intercambiaron algunos pases con ella.
Si bien la pequeña no se comunica muy bien, les contó a los "leones", como ella les llama, su pasión por los colores rojinegros.
"¡Diay, mae!, ¿qué pasó?"
Cuando están jugando se sienta frente al televisor a apoyarlos, y hasta se chivea si botan algún gol. "¡diay, mae!, ¿qué pasó?", cuenta su mamá que dice mientras sigue atenta a las acciones del partido.
Además, la camisa del equipo es su favorita, se la quita solo para bañarse y al salir quiere ponérsela de nuevo. Si no la puede usar, porque está sucia, en el primer descuido de la mamá aprovecha para ir a ponérsela de nuevo.
Algunos de los jugadores liguistas le autografiaron la chema, que de seguro será más preciada, el problema es que para que las firmas perduren, doña Fanier deberá mantenerla bien guardada.
Conforme pasaban los minutos disfrutando con sus ídolos, Irina agarraba más confianza y a McDonald hasta le acomodó el pelo y le dio un abrazo, al igual que a Gabas.
Con Patrick y Dos Santos fue con quienes más habló. No correteó mucho por la gramilla natural del Morera, pues su condición de salud le impide agitarse demasiado. De hecho, los encargados de cuidados paliativos del hospital de Heredia están tratando de conseguirle una silla de ruedas para movilizarla más cómodamente, pues cuando debe ir a las citas médicas, a su madre le cuesta desplazarla desde Río Frío de Sarapiquí al centro de Heredia.
Doña Fanier también ha visto afectada su salud por la depresión y el estrés de no saber cuánto más estará su niña con ella.
"Otros médicos me dicen que solo un trasplante de hígado podría salvarla, yo he pedido que me hagan las pruebas a ver si soy compatible, pero siento como que no me prestan importancia en el hospital. Creo que se podría hacer más por ella, pero no encuentro cómo. Quisiera llevarla fuera del país a buscar otras opiniones médicas, pero mis escasos recursos no me lo permiten", contó.
Sin duda Irina regresó cansada a su casa en Sarapiquí, pero con el corazón hinchado de alegría.
A la niña la acompañaron su madre, su hermana Tiffany De la O y su sobrino Mathías Morales. La familia salió en el bus de cinco de la mañana de Río Frío y salió de regreso en bus de tres de la tarde.