Esa que ven ahí es mi abuelita Dora. Es uno de los amores de mi vida y, en mi familia, es la goma que nos mantiene a todos juntos. Pero, en los últimos años he visto como poco a poco ha ido decayendo esa luz.
Ya se le ve un poco cansada y, en más de una ocasión, nos da dicho que le gustaría tener más gente con la cual hablar.
Es por eso que, cuando el Gobierno anunció sus nuevos “Cencinai para adultos mayores”, se me prendió el bombillo y no me pareció una mala idea preguntar cómo está el arroz.
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Para quienes no están al tanto, la propuesta se llama CECUIDAM y ofrece espacios de cuido para adultos mayores.
Lo que el ministerio propuso es habilitar horarios ampliados de lunes a sábado de 6:00 a.m. a 6:00 p.m. en diez centros diurnos para que los abuelitos estén acompañados.
¿Cuáles centros diurnos?
En Limón están la Asociación Adulto Mayor Cahuita, el Centro Diurno Municipalidad de Limón y la Asociación del Adulto Mayor de Cariari.
En Guanacaste, la Asociación para la atención del Adulto Mayor de Hojancha, la Asociación Hogar de Ancianos San Jorge y Obras parroquiales de Abangares y, la Asociación Hogar de Ancianos Sagrado Corazón de Jesús.
En Puntarenas se habilitó en el Centro Diurno Isla Venado y en el Centro Diurno Isla Chira.
En Alajuela se está dando en el Centro Diurno ProAtención a Ciudadanos Poaseños de la tercera edad y en San José, el único lugar es el Centro Diurno Asociación Adulto Mayor Casa San Antonio de Padua que está en Rincón Grande de Pavas.
En estos lugares no solo se realizan actividades para que pasen el día, sino que también se les dan cinco tiempos de comida y, en caso de requerirlo, se les puede dar acompañamiento sicológico.
Y no les voy a mentir, en realidad me encantó la idea. Entonces, buscando recuperar esas sonrisa de mi abuelita que hace que a uno se le caliente el corazón, me di a la tarea de pedir información para matricularla.
Pero, para mi sorpresa, pegué con pared.
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Búsqueda
Lo primero que pudieron notar --al igual que yo--, es que, al menos para los que vivimos en San José o Cartago, las opciones son bastante escazas, en Cartago nulas.
Para nosotros y en mi caso específico que vivo en Tres Ríos, la única opción que nos funciona es la Casa San Antonio de Padua.
Y acá si quiero hacer la salvedad de que el ministerio dejó muy claro en todo momento que se trata de un plan piloto y que por eso las opciones son un poco limitadas.
Ahora, eso no quiere decir que en un futuro (y dependiendo del éxito del programa), no se vayan a habilitar estos horarios en más centros, pero, por el momento, esto es lo que tenemos.
Pero bueno, por mi abuela haría lo que fuera y si tengo que manejar una hora para verla feliz, lo voy a hacer.
Decidido, me puse a revisar la información que nos envió el ministerio de Salud, para ver si encontraba algún número al cual podía ponerme en contacto y conocer cuál es el proceso de matrícula.
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Pero, por ningún lado apareció. Claramente, eso no me iba a detener y como buen periodista, tocó hacerlo a pie.
En un dos por tres encontré en internet el número del centro en Pavas y antes de que me diera cuenta, ya me estaban atendiendo muy amablemente.
Les comenté que quería información y que estaba muy ilusionado, pero, lo que jamás esperé era que ahí mismo me iban a frenar en seco.
Entendible
Resulta y acontece que, si bien en todo momento yo iba con las mejores de las intenciones, cuando llamé me dijeron que la encargada del programa estaba almorzando y no podía atenderme.
Con la espinita bien puesta, no podía quedarme con la gana y aproveché las influencias que le permite a uno ser periodista y le pregunté a doña Mary, ministra de Salud, cuáles eran los requisitos para poder matricular a un adulto mayor.
Y ahí fue cuando pegué con pared.
El primero, es que la persona tiene que ser mayor de 65 años. Considerando que mi abuela tiene más de 90, por ese lado estamos bien.
El segundo requisito es que el adulto mayor tiene que vivir en condición de pobreza o pobreza extrema y ahí, nos quedamos por fuera mi abuelita y yo.
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Al poco tiempo logré contactarme con el Centro de Pavas y, efectivamente, me confirmaron que se requiere de un documento emitido por el Instituto Mixto de Ayuda Social, que certifique que esa persona vive con menos de 120.000 colones al mes.
Es más, si el adulto mayor tiene una pensión y vive con otra persona, se suman los ingresos y si es más de 120 mil, ya no aplica.
De ahí en fuera, se tienen que realizar entrevistas de trabajo social, estudios y otro montón de cosas para poder matricularlos.
Ahora y en esto sí quiero ser muy claro, estoy feliz por este tipo de proyectos y me alegra que estén enfocados en darle aunque sea un momento de felicidad a todos los abuelitos que pasan por situaciones difíciles y que no tienen quién los cuide.
Nada más me ilusionaba pensar que mi abuela podía ser una de ellas.