Paulino Nájera Rivera, líder indígena teribe (bröran) que vive en el territorio llamado Térraba, fronterizo con Panamá, sintió ganas de llorar cuando vio las fotos del traslado de cuatro esferas de piedra al nuevo edificio de la Asamblea Legislativa.
“Es una forma más de pisotearnos. Es una falta de respeto para nuestros ancestros, para nuestra cultura, para nuestra gente y nuestro arte sagrado. Las esferas de piedra son una herencia de nuestros ancestros y todas deben volver a su hogar, a la Zona Sur del país”, comentó Paulino.
Cuatro son los sitios arqueológicos de Costa Rica donde hay esferas de piedra: Finca 6, Batambal, El Silencio y Grijalba 2. Desde el 2014 son patrimonio de la humanidad.
Por años, explica el líder teribe, las esferas se han visto en muchas partes el país. Está seguro de que hay gente que tiene alguna pero no dice nada y todo eso, añade Paulino, es un gran golpe a los indígenas porque esas esferas les pertenecen.
“En lugar de estar pidiendo las esferas para adornar (se colocaron cuatro y faltan tres, que estarán en un patio interno), la Asamblea Legislativa debería luchar por devolverlas a sus verdaderos dueños, nosotros. Pero nadie hace nada, las reparten por todo lado para adornar, para lucirlas como cualquier objeto y en realidad es un arte sagrado”, afirmó.
Las esferas de piedra, únicas en el mundo, fueron declaradas símbolo nacional en el 2014.
Paulino piensa que colocadas en la Asamblea, lejos del sur, serán un recuerdo constante de la poca o nula importancia que el país da a los indígenas, su cultura, su arte y su historia.
“Nuestras tierras también son un ejemplo de la agresión que sufrimos, hemos sido reducidos a pedacitos de tierra cuando en realidad fuimos y somos los habitantes originales del país. Nuestra tierra y nuestras esferas son testigos de lo que fuimos, de dónde venimos”, agregó.
¿Sin historia?
Luego de conversar con Paulino fuimos a hablar con Wendy Segura, encargada de prensa del Museo Nacional, quien explicó que las esferas que desde el 22 de octubre están en el nuevo edificio de la Asamblea Legislativa (y las que faltan), fueron prestadas por el museo, el encargado de custodiarlas.
Segura dijo que las cuatro esferas prestadas forman parte de una colección sin contexto. "Está disponible para atender solicitudes de préstamo de instituciones y organizaciones que, de forma comprometida y justificada, las piden para ser ubicadas en espacios públicos”, añadió.
La frase “sin contexto” se refiere a que se desconoce el sitio original del cual fueron removidas. Se sabe que son del sur del país, pero se ignora el lugar preciso del cual las sacaron para llevarlas a otras partes.
Lo de “sin contexto” no le hizo nada de gracia a Paulino.
“¿Sin contexto?, ¿no conocen cuál fue el sitio original del que se las llevaron? Es increíble. El contexto de toda esfera de piedra que aparezca en Costa Rica lo da nuestra cultura, nuestros ancestros, las manos de nuestros artesanos.
“Es difícil aceptar que el Museo Nacional diga que no saben de dónde fueron removidas. Sí lo saben, ellos saben que pertenecen a nuestra gente, lo que no quieren es aceptar que nos pertenecen y siguen prestándolas sin pedirnos permiso. Esas esferas son patrimonio indígena, no tenemos papeles legales que así lo atestigüen, lo que tenemos es una herencia cultural milenaria que lo confirma”, afirmó.
¿Cuánto valen?
El traslado de cuatro de las siete esferas desde Pavas hasta Cuesta de Moras se hizo bajo la supervisión del Museo Nacional y utilizando un camión del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Una vez en Cuesta de Moras, la maniobra del montaje estuvo a cargo de la empresa constructora del edificio nuevo, esa labor se realizó utilizando una grúa y lingas especiales para introducir las esferas hasta el interior por la parte de arriba.
Tras un acuerdo con Fideicomiso Inmobiliario Asamblea Legislativa, el Banco de Costa Rica y el INS fueron los encargados de asegurar el riesgoso trabajo.
“Para su protección y la de terceros, la aseguradora costarricense ofreció varias pólizas con múltiples coberturas que incluyen desde el transporte hasta el montaje. Ambos seguros brindan cobertura por responsabilidad civil derivada de la carga, hasta por ¢100 millones y hasta por ¢200 millones, respectivamente”, explicó el INS.
“¿Cuánto vale una esfera de nuestros ancestros? No hay nadie que pueda responder esa pregunta porque es incalculable su valor, ese ha sido el problema, esa es la esencia del dolor de nuestra gente, que utilizan como mercancía lo que mi pueblo hizo con su alma y corazón. Hablamos de irrespeto, de no reconocernos, de que no les importamos”, afirma Paulino.