La ingeniera forestal Gabriela Cabezas y la indígena bribri Sidey Díaz le explicaron en un video al príncipe Guillermo cómo es que cuidamos en Costa Rica los bosques desde hace 24 años.
Ese video, producido por la BBC de Londres, terminó de convencer al nieto de la reina Isabel II de que nuestro país merecía el premio Earthshot en la categoría Proteger y Restaurar la Naturaleza, dado por la Royal Foundation.
El reconocimiento es de un millón de libras, equivalente a ¢863 millones.
Conversamos con Gabriela, quien nos dijo que el domingo 17 de octubre, cuando se dio a conocer el triunfo tico, ella estaba en Casa Presidencial y casi se le sale el corazón por la emoción y el orgullo.
Nos explicó que a doña Sidey, del territorio indígena Cabagra, en Buenos Aires de Puntarenas, le tocó explicar en el video cómo es que ella se beneficia del programa de Pago por Servicios Ambientales, del Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo).
“Es una mujer luchadora, esforzada. Una indígena que decidió que su terreno debía servir para conservar nuestra naturaleza y por eso siembra café y árboles de cedro para salir adelante y cuida el medio ambiente”, asegura Gabriela.
El príncipe Guillermo y su esposa Catalina, duques de Cambridge, y The Royal Foundation, fueron los que dieron la buena noticia del triunfo tico, algo que jamás imaginó Gabriela, quien en el video que vieron en Gran Bretaña dijo qué consiste el pago por cuidar los bosques y cómo tiene más de 20 años de existir y de dar frutos.
Por ejemplo, Costa Rica era en los años ochenta el país que más había deforestado en América Latina y hoy más de la mitad de su territorio tiene bosque.
Por el premio dado a Costa Rica competían más de 700 propuestas, pero el pago de servicios ambientales, que se inició en 1997, se llevó las palmas.
Este proyecto les da plata a comunidades y a dueños de fincas para que protejan en vez de dañar.
Gracias a la gasolina
En el video que vieron los miembros de la realeza británica, Gabriela cuenta los beneficios que el pago ha significado para el país y --por si Costa Rica ganaba-- también dejó claro en qué se usaría la plata.
“Fue importante explicar cómo nuestro país decidió pagarle a un particular, a un privado, para que cuidara sus propios terrenos. Había que aclarar que el dinero para esos pagos nace de un impuesto que se les puso a los combustibles; entonces, si bien contaminamos con los combustibles, también mejoramos el oxígeno con la conservación que permite el consumo de esos combustibles”.
“No es un premio (el que le dieron al país) porque el programa suena muy bonito y está interesante. Ganamos porque hay resultados muy positivos, se logró demostrar que Costa Rica está limpiando su oxígeno.
“Somos un país pionero en darles valor económico a los servicios ambientales con un programa visionario y noble porque ha ayudado a muchas familias económicamente y, sobre todo, ha ayudado al medio ambiente”, asegura Gabriela.
Empunchada
Gabriela como, ella dice, nació en la clase media baja.
Es hija de don Roberto Cabezas y doña Mayra Barrientos, tiene cuatro hermanos y todos sabían muy bien que terminando el colegio (ella lo hizo en el Liceo del Sur) debían entrar a una universidad pública porque la cobija no daba para pagar una privada.
Recuerda que, siempre motivada por los papás, entró a la Universidad Nacional, en Heredia, y tuvo que ser con beca completa. De hecho, al principio de la carrera pasó hambres porque debía decidir entre comer o pagar los pases de regreso a la casa... y siempre ganaron los pases.
“Cuando en la UNA se dieron cuenta de eso hasta cupones para comer en la soda me dieron. Soy un claro ejemplo de que el país tiene enormes ventajas para salir adelante. Yo no pagué jamás un cinco por estudiar, más bien hasta la comida me dieron.
“Hago lo que amo y me encanta saber que protegiendo nuestros bosques puedo devolverle al país lo que me regaló. Desde tercero de colegio tenía muy claro que lo mío era lo verde, la protección, la biodiversidad. El premio me demuestra que, junto con el país, estamos en el camino correcto”, dice quien es ahora jefa de la oficina regional de Fonafifo en Palmar Norte.