En el interior de la finca cafetalera Aquiares, en Santa Rosa de Turrialba, se encuentra una joya arquitectónica e histórica, construida a inicios de la década de 1930.
Se trata de la ermita de San José, fundada por el comerciante jamaiquino Stanley Lindo Morales, por influencia de su esposa Rosalía Acuña, para que los breteadores de la hacienda tuvieran donde ir a misa.
Y por el alto poder adquisitivo que poseían, no tuvieron reparo en adornarla con finos detalles. El altar mayor fue confeccionado por el escultor Ferdinand Stuflesser e importado desde Italia. La imagen de San José, a quien se le dedicó el templo y, sobre todo, los hermosos vitrales, hechos por la firma alemana Wilh Derix Kevelaer Goech, son bienes de valor histórico, pero además de alto valor artístico con los que aún cuenta el inmueble.
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“En su construcción se empleó una estructura de madera con recubrimiento en sus fachadas de láminas metálicas almohadilladas, que asemejan ladrillos, mientras que todo su interior es de tablilla de madera biselada. Las paredes y el cielo raso poseen diseños geométricos decorativos. Los pisos, hermosos y coloridos mosaicos antiguos”, se lee en el estudio técnico elaborado por Carlos Zamora Hernández, historiador del Centro de Patrimonio Cultural en 1996.
En su fachada principal se aprecia un pórtico de entrada, sostenido por seis columnas de madera, formando un amplio corredor. Posee una puerta central con doble hoja y un arco, además, una puerta pequeña de una sola hoja a cada lado de este pórtico que poseen la misma forma que los ventanales.
Cada uno de los laterales del edificio tiene cinco de estos ventanales: uno pequeño, tres iguales y el último compuesto y mucho más amplio. Ocho de estos diez ventanales están decorados con vitrales con momentos bíblicos, todos de gran valor artístico.
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Sobre el pórtico de entrada luce un campanario central con un reloj, también traído de Italia, y quince ventanillas.
Al valor como patrimonio histórico y social de este templo, así como al de otras edificaciones que componen el conjunto del sitio patrimonial Aquiares, se debe agregar que es de los escasos testimonios del estilo arquitectónico que se desarrolló en las haciendas cafetaleras y cañeras de la región de Turrialba-Reventazón entre 1890 y 1930.
Otros templos metálicos de la zona son el de Pavones y el de La Pastora, pero el templo católico de Aquiares es un exponente casi único, incluso en la región Caribe.
Fue declarado patrimonio histórico-arquitectónico en 1997.
¿Cómo conservarlo?
Tres profesionales del Centro de Investigación y Conservación del Centro de Patrimonio Cultural realizaron una visita técnica al templo a solicitud de la comunidad y con motivo de asesorar sobre su conservación.
Fueron recibidos por doña Rosa María Delgado, Carlos Fernández y Alberto Granados, quienes brindaron un recorrido por toda la edificación, incluyendo el campanario y, además, prestaron atención a las recomendaciones hechas para lograr que esta joya logre conservarse por muchísimos años más.
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El personal técnico del Centro de Patrimonio Cultural valoró los detalles de interés que les expusieron los líderes comunales, tomaron nota de los puntos clave del recorrido y realizaron un informe técnico arquitectónico, topográfico y electromecánico del inmueble patrimonial, como parte del monitoreo y asesoría que brinda la institución.