La Iglesia católica espera que la celebración de Pentecostés reviva la fe y la acción de los fieles en quienes se ha apagado durante la pandemia.
Más que una celebración especial de domingo, los líderes católicos esperan que el calorcito del espíritu de Dios mueva a partir de ahora a los creyentes para que vuelvan a participar de forma activa de la Iglesia. Esa es la misión que les encomendaron a las personas.
Esta fiesta tan especial se celebra todos los años 50 días después de la Pascua, es decir, la resurrección del Señor, y recuerda la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles.
Este domingo la Asociación Obras del Espíritu Santo celebró Pentecostés a lo grande.
El carismático padre Sergio Valverde, de la parroquia del barrio Cristo Rey, hizo un llamado a los fieles católicos para que se reunieran en el gimnasio Heiner Ugalde, en Hatillo, y pasar un día de fe, alabanza, adoración y sobre todo, lleno del Espíritu Santo.
El religioso fue muy claro en decir que la preocupación generada por la pandemia, la crisis que vive el país y la tristeza de muchas familias que han quedado incompletas porque el covid-19 les ha arrebatado miembros, ha apagado en gran medida la fe de muchos, pero insistió en que el Espíritu Santo da la fuerza para seguir adelante.
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“Hoy es cuando se siembra la semilla para un empezar de nuevo, nos tocará sembrar lo que de alguna manera la pandemia se llevó, como lo fue el ánimo. Todo esto ha dejado miedo, angustia, muertos, dolor.
“Bueno, hoy viene el Espíritu Santo a renovar las faz de la Tierra, a decir: ‘Aquí vamos de nuevo ¿quién dijo miedo?’”, afirmó el sacerdote.
Cerca de dos mil personas se hicieron presentes en Hatillo y a las 8 a.m. empezaron la actividad con un rosario. A las 9 a. m. recordaron la venida del Espíritu Santo leyendo las Sagradas Escrituras, que relataron ese momento tan especial y además tuvieron un rato de alabanza en el que muchas personas entregaron a Dios las preocupaciones, tristezas y miedos.
“Fue un momento de avivamiento en el que la gente oraba, clamaba. Vimos gente llorar y postrándose pidiendo perdón, otros pidiendo auxilio, otros pidiendo pan, otros trabajo. Es un caos lo que están viviendo muchas familias en este momento, pero el Espíritu Santo ha venido a llenar estos vacíos que hay”, añadió el cura.
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Alimento para el alma
Luego hubo un concierto en el que la gente cantó y hasta bailó. Después llegó el plato fuerte espiritual: la misa y luego se compartió un almuerzo. Se finalizó en la tarde con una hora santa.
El mensaje del padre Sergio fue muy claro durante toda la actividad, les encomendó a los fieles la misión de volver a acercarse a Dios.
“Hoy empieza una semilla de avivamiento, estamos venciendo a una pandemia que ha venido no solo a enfermar el cuerpo, sino también la mente y el alma con mucho miedo, hoy el Señor está quitando esos miedos.
“Los sacerdotes lo comentamos, la gente está apagada, está triste, muchos no están llegando al templo porque se acomodaron al confort de la casa, de verlo todo por redes o por televisión y se olvidaron del precepto, de la misa, del rosario, de la iglesia, de abrazar, de sonreír, de verse a la cara, de reunirse, congregarse, leer la Biblia en grupos.
“Dios está levantando nuevamente esa Iglesia llena de dones, llena del amor de Dios y de misericordia”, manifestó el cura mientras invitaba a los fieles en el gimnasio y a quienes lo veían por medio de las redes sociales a volver a los templos.
El cura aprovechó para llamar a la reconciliación a quienes tienen mucho tiempo de no confesarse, los invitó a acercarse a Dios, pedir perdón y entrar a trabajar en los grupos pastorales para llevar más personas a los pies de Jesús en tiempo en los que la desesperanza y la frustración están muy presentes en la sociedad.
En todas las parroquias del país los sacerdotes se vistieron de rojo y, al igual que el padre Sergio, invitaron a miembros de las comunidades a dejarse llenar por el Espíritu Santo que es comparado en la Biblia con un viento huracanado por su fuerza y como lenguas de fuego por su poder, capaz de hasta doblar el metal.