Jorge Carballo Madrigal, un guapileño de la cepa y quien se crio en el barrio Coopevigua 3 es el responsable de que los perezosos hayan sido declarados símbolo nacional de Costa Rica.
Haberse criado cerca de la naturaleza, donde los perezosos no son una rareza sino vecinos fue una de sus motivaciones. Las enseñanzas de los profes en la escuela Los Diamantes, en el barrio La Emilia, y en el Colegio Técnico Profesional de Pococí terminaron de hacer de él un amante y protector del ambiente.
“Mi infancia fue entre montaña, ríos y bosques. Uno salía al patio y se topaba un tucán o un perezoso, eso me marcó. Los profesores me enseñaron a respetar y a entender que lo que tiene Guápiles es un privilegio mundial, por eso hay que protegerlo al máximo”, nos contó este tico graduado en Ciencias de la Comunicación Colectiva en Argentina.
Hace once años se fue para Buenos Aires a estudiar, pero como dice “uno nunca se va de donde se crio”. Por eso su amor por la biodiversidad tica siempre estuvo presente en Sudamérica.
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Hace tres años, mientras tuteaba con unos amigos en el barrio Parque Chacabuco de Buenos Aires, fue que Jorge decidió que era hora de pasar de las palabras a los hechos y hacer algo por los perezosos.
Comenzó como un chiste, dice, como un vacilón con amigos y poco a poco fue creciendo porque se le quedó la idea en la cabeza; además, siempre amó a los perezosos, tiene tazas, pines, camisetas y en el fondo de pantalla su compu vemos uno.
Lo estudió bien
En Argentina fue donde se sembró la semilla del proyecto de ley que el 30 de junio se aprobó en primer debate y que declara símbolos nacionales a los perezosos de dos y tres dedos. Lo presentó la diputada del Partido Liberación Nacional Yorleny León, pero la idea viene de Jorge.
“Siempre voy a decir que no fue un asunto solo mío, hubo muchas personas que al saber que yo amo a los perezosos me ayudaron con información. Hace tres años comencé a rastrear información sobre la gran aceptación mundial de estos animalitos y que pocos países en el mundo tienen. Es un animal que provoca ternura y mucha simpatía, o sea, sentimientos positivos.
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“Leí sobre el koala en Australia, la llama en Perú o el mismo panda en China, que también son animales que causan ternura y simpatía; entonces me dije ‘qué lindo sería que el perezoso, tan popular ya en el país, fuese mejor aprovechado’”, comenta el guapileño.
Entendió, dedicando noches a la investigación en suelo argentino, que ya había demasiadas piezas positivas sobre el perezoso, pero se necesitaba ponerlas juntas porque otros países como Panamá, Colombia y Brasil --entre otros que tienen estos animales-- podían haberse adelantado y declararlos ellos símbolo nacional, sobre todo le preocupaba Panamá, donde habita el perezoso pigmeo, único en el mundo.
Jorge estudió las investigaciones científicas que se están dando en Panamá y en Brasil con el pelo de los perezosos, el cual está lleno de una muy rica variedad de hongo lleno de un tesoro poco explorado de compuestos activos que pelean y les ganan a las bacterias, las células del cáncer de mama y los parásitos que provocan la malaria y el mal de Chagas.
La hora de los hechos
Un buen día, con toda la información recogida, se decidió y le escribió un correo electrónico a la diputada liberacionista, a quien conoció hace como 17 años.
La legisladora nos confirmó que sí fue Jorge quien comenzó la lucha del perezoso como símbolo nacional y que ella apoyó la idea y le ayudó con el equipo de asesores a darle forma al proyecto.
“Antitos de la pandemia comenzamos a trabajar más en serio. Me senté en la computadora y le dediqué buen tiempo, como si fuese un trabajo a pesar de estar estudiando y en poco tiempo logré el primer borrador. Escuché consejos de gente de Chile, México, amigos de Costa Rica, porque yo no sé de leyes. El equipo de doña Yorleny me le dio la pulida técnica que se ocupaba”, explica Jorge.
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Jorge está en Guápiles desde hace como cuatro meses, después de once años terminó su capítulo argentino. El 30 de junio, cuando se aprobó en primer debate el proyecto de ley, se alegró mucho, pero todavía no tira las campanas al aire, está a la espera del segundo debate.
“Al aprobarse en primer debate sentí algo muy extraño en el cuerpo; pucha, lo que nació como un chiste, una idea loca, ahora está cerca de ser ley del país y espero que sea algo que ayude en la conservación de nuestro querido perezoso. Espero con muchas ganas el segundo debate, antes de eso, mejor me alegro con reservas… Hay una celebración pendiente todavía, cuando se publique en La Gaceta voy a comenzar a celebrar en grande”, dice orgulloso.