El joven Husky Campos Vega es un perrito raza bulldog francés que tiene un año de edad y en sancarleño de la pura cepa.
Es una pelotica de puro amor que llegó a la vida de sus papás perrunos, Ashley Vega y Juan Diego Campos, sin que se lo esperara o pedirlo. Llegó justo cuando tenía que llegar, eso sí, ha llenado de amor, ladridos y celos la casa, porque es bien “tóxico” con otros perros que se les acercan a sus papitos.
Con este peludito cerramos las cinco entregas con los perritos ganadores del concurso que hicimos en redes sociales el pasado 21 de julio, celebrando el Día Mundial del Perro.
El próximo 4 de setiembre el chineadazo cumple su primer añito nos cuenta su mamita. “Ha sido un año en el cual nos ha dado mucho amor y tremendas alegrías. Siempre que llego del trabajo me recibe con demasiado cariño y pasa pegado a mí siempre”, reconoce Ashley.
Es un juguetón de primera. Le encanta que le pasen haciendo cosquillas y revolcando. Si alguien quiere hacerle cariño muy normalito, sin revolcarlo, no le gusta, lo de él es así como amor apache, siempre con jalonazos.
Los papitos humanos ya descubrieron que Husky salió motero, le encantan las motos. Algunos perros se asustan o se enojan demasiado cuando ven o escuchan una moto, pues este peludito no, al contrario, lo suyo es que lo suban al tanque de la moto y le metan la chancleta al acelerador.
Juan Diego, el papá humano, es amante del Enduro (vencer el barro y la montaña con la moto) y cada vez que llevan a Husky, él también quiere que lo monten y lo lleven a batir barro, pero es que está muy pequeñito todavía, sin embargo, poco a poco se va acostumbrado a la moto, el ruido, el barro y las cuestas.
Es un perrito muy diurno. Desde muy temprano ya anda dando guerra y amor. Acompaña a sus papitos a desayunar y pasa todo el día despierto, eso sí, cuando llegan las 10 de la noche, se despide de todo el mundo y si te vi, no me acuerdo, a dormir. No se despierta para nada en las noches, duerme parejito.
Otra cosa, Husky es amante de la televisión. Siempre se sienta con su abuelito, don John Campos, el papá de Juan Diego, y juntos pasan ratos frente al tele, tanto así que el peludito tiene su propia silla para disfrutar novelas y series, si alguien se le sienta en su silla nunca para de ladrar hasta que se quita.
Hace poco se fue de paseo y salió enamorado de la playa, montaña y sol. Mientras más lleno de arena esté, más feliz se pone. El mar lo vuelve loco.