El Hospital de Niños teme que el año termine con 360 chiquitos quemados. Hasta ahora han atendido a 179 y piden a los papás o encargados que hagan cuanto pueden para que el número no suba.
El doctor Róger Vargas González, de la Unidad de Quemados del HNN, recuerda que a lo largo del año ven casos de pequeñitos con quemaduras de todo tipo.
Las ollas de agua caliente en el piso son responsables de decenas de niños quemados y lo mismo pasa con las aguas que calientan para que algún adulto se haga vaporizaciones.
El doctor Vargas González alerta que entramos a una época de mucho cuidado porque en diciembre cocinamos más. Son días de tamales y chicharrones, por ejemplo; de usar ollas más grandes de lo normal que, muchas veces, se ponen en lugares a los cuales los chiquitos llegan con facilidad.
“‘Eso a mí no me pasará' es la creencia de mucha gente y por eso no atiende con la debida responsabilidad las ollas de agua caliente o de algún otro líquido hirviendo. Tenemos, durante el año, niños quemados de todo el país, no podríamos decir que se queman más en zona rural que en zona urbana, es en general”, detalla.
“Un niño quemado en su casa no es un accidente, los accidentes no se pueden prevenir y una quemadura con agua caliente sí; se necesita una atención total sobre los niños para mantenerlos alejados del peligro”, dice el doctor.
En el 2016 se quemaron 404 chiquitos; en el 2017 fueron 331; 302 en el 2018; 310 en el 2019 y 343 en el 2020.
Aléjelos del peligro
Los chiquitos que más se queman son los que tienen entre 0 y 4 años (1306 en los últimos 5 años), seguidos de los que están entre 5 y 9 años (421 en el mismo período) y, por último, los que están entre los 10 y 14 años (142).
Los 179 que se han quemado este año, 112 eran de 0 a 4 años, 50 de 5 a 9 años y 17 de 10 a 14 años.
De esos 179, 76 son de San José, 22 de Alajuela, 23 de Cartago, 15 de Heredia, 4 de Guanacaste, 11 de Puntarenas y 28 de Limón.
Para diciembre, lamentablemente, se une un problema grandísimo, la pólvora, que por ley no se puede vender durante todo el año.
“Toda pólvora es peligrosa, una vez que la mecha se prendió, nadie sabe qué va a pasar. Un cachiflín en la calle, por ejemplo, perfectamente puede agarrar para la cuna de un chiquito. Los niños no deben tener contacto con pólvora de ningún tipo; incluso los espantasuegras son explosivos y podrían provocar una quemadura”, específica el doctor.
Las quemaduras por fricción siguen ocupando un lugar importante, esas son las que suceden en bicicletas y motos; y además hay un tipo de quemadura que sigue dando muchos problemas y siempre está presente, las que suceden cuando los pequeñitos agarran la plancha de pelo que la mamá o una hermana están utilizando.