Luis Campos apenas era un muchachito de 15 años, cuando heredó el negocio que administraba su papá, por lo que a la brava tuvo que aprender a manejar la empresa, la cual logró transformar y consolidar con el paso de los años, tanto así que ya tiene 50 años de mantenerla vigente.
Este pulseador es el propietario del “Centro de Pinturas Campos”, un negocio que se localiza en centro de Naranjo, en Alajuela y que forma parte de los 2.700 comerciantes que están afiliados a la Cámara Nacional de Comerciantes Detallistas y Afines (Canacodea). Precisamente, este domingo 19 de mayo se celebra el Día Nacional del Detallista, un gremio que se formó en 1944.
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Campos se integró a la cámara hace 25 años y destacó que han sido muchos los beneficios de formar parte de esta agrupación.
“Ha sido muy acertado haberme afiliado, gracias a eso tengo una póliza de incendios para el negocio, capacitaciones, informaciones, el tema de las cuotas obreros patronales de la CCSS lo manejo a través de ellos, negocios pequeños y medianos funcionan bien gracias a esta cámara que respalda el trabajo que hacemos”, destacó agradecido.
Vientos de cambio
Don Luis comenzó a trabajar con su padre, don José, cuando este administraba un negocio que todo en uno, porque tenía librería, bazar, centro de copiado y pasamanería.
Luego, a causa de la prolongada enfermedad de su papá y su posterior muerte, se arrolló las mangas para hacerse cargo del negocio y fue testigo de primera mano de los cambios a nivel administrativo.
Campos contó que él no podía creer cómo los proveedores le creían cuando su padre enfermó, ya que él debía ir a San José centro a comprar los productos para venderlos en la librería.
“Mi papá estuvo mucho tiempo enfermo y yo solo me encargaba de todo. Recuerdo que iba al banco a hacer pagos y todo era muy manual, muy rudimentario. Todo se hacía a mano, en ese tiempo existían los famosos cuadernos de tres columnas, en donde uno mantenía todas las operaciones del día, es decir, los ingresos y los gastos y se facturaba a mano.
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“Recuerdo que teníamos una caja registradora y no podíamos sumar más de 999 colones, imagínese el valor del colón en ese entonces. Se manejaba mucho dinero y antes no se hacían tantos trámites como ahora, por ejemplo los controles de inventarios, el detalle de cuentas por cobrar o lo que había que pagar, creo que la llegada de la calculadora ayudó a que todo fuera más ordenado”, relató.
demás del cambio en la tecnología que don Luis experimentó, tuvo que hacerle frente a otra importante decisión con el edificio en donde tenían la librería.
Sobre la Cámara de Detallistas: Actualmente agrupa a pulseadores de 67 líneas de negocios, entre ellos: abastecedores, supermercados, carnicerías, zapaterías, bazares, farmacias, veterinarias y sodas, entre otros. Los afiliados generan cerca de 10.800 empleos.
El establecimiento era alquilado, tenía dos propietarios y por diferencias entre ellos, uno le ofreció comprar su parte, pero cuando el otro se enteró, también le ofreció vender su parte, pero Campos no tenía plata para comprar todo el local.
“Esta propiedad tiene un buen frente, un fondo muy grande y yo me dejé la parte del frente y él se dejó la parte de atrás, así que partimos la propiedad y después pudimos hacer un local de tres plantas. En ese momento nos buscó un muchacho para que me uniera a él para poner un centro de pinturas y acepté, en ese tiempo ya tenía 28 años, ya contaba con experiencia”. dijo.
Don Luis mantuvo la librería, a pesar del centro de pinturas, y luego montó una ferretería, a solicitud de los clientes, que les pedían artículos para reparación del hogar. Con este “boom”, se dio cuenta de que la librería ya no era tan rentable como antes.
Primero, porque se necesitaba mucho personal para atender a los clientes y porque por muchos años, los libros de texto que vendían eran los mismos para las escuelas de la zona. Luego las maestras podían escoger los libros con los cuales trabajarían y eso ocasionó que muchos libros no se le vendieran y que, además, no podían colocar al año siguiente, porque los contenidos no serían los mismos.
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Bendita tecnología
En medio del trajín diario, este naranjeño decidió que lo mejor era quedarse con una línea de negocios, para mantener la estabilidad.
“La llegada de la calculadora marcó un antes y un después, es muy curioso porque eso disparó la creación de otros artefactos como el fax, la computadora y con eso, todos los procesos se fueron automatizando, ahora usted todo lo maneja en la computadora, el tema administrativo se fue haciendo más fácil.
“La gente se ha vuelto más educada a la hora de hacer las compras, ya sea por la entrada de nuevas leyes o porque en los bancos se han hecho cambios para que los clientes sean más ordenados a la hora de comprar, porque mucha gente ya no usa el efectivo, todo es con tarjeta”, dijo entre risas.