David Calderón Castillo está de fiesta porque acaba de cumplir 30 años de ya no envenenar a su familia.
Desde que tenía 16 años empezó a fumar y mantuvo el vicio durante 19 años.
Cuando tenía 35 años se armó de valor y por el bien de él y el de su familia decidió dejar el cigarro. Ahora su vida es otra, hasta hace deporte y se cuida.
Conforme van pasando los años, las personas van caminando más lentos y la vida se empieza a ver más limitada, pero en el caso de este valiente que ya tiene 65 años es todo lo contrario. Durante mucho tiempo su vida se vio afectada por el cigarro y ahora que ya el vicio no forma parte de su vida, se siente más saludable que nunca.
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“No tenía conciencia del daño que le hacía a mi cuerpo y a mi familia; desde los 16 años ya andaba con ese distintivo en la mano, que me calificaba como fumador activo, mi aliento era desagradable, el sabor de mi boca era amargo y las yemas de los dedos empezaron a verse amarillos, al igual que mis dientes”, contó el vecino de Desamparados.
David dice que el desperdicio de dinero en cigarros era importante, pero lo más preocupante es que su esposa e hijos empezaron a notar como la salud de todas las personas empezó a deteriorarse.
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“Fueron 20 años de torturarme y dañar a mis seres queridos. Por dicha un buen día sentí las ganas de cambiar, me armé de coraje, resiliencia y motivación e inicié un nuevo despertar; fue el mejor renacer porque ahora hago actividad física, me alimento mejor y mi familia está en paz”, aseguró lleno de orgullo.
Este exfumador recuerda que en cuatro ocasiones intentó dejar el consumo de la sustancia, pero no era nada fácil.
Datos del Proceso de investigación demuestran que unas 1200 personas buscan apoyo en los programas del IAFA para cesar el consumo de tabaco cada año.
El IAFA dispone de 16 centros para atender la dependencia a cualquiera de las sustancias psicoactivas, ya sea alcohol, tabaco, marihuana, cocaína, crack o aluna otra.