Manfred Barrantes, de 39 años, llegó este jueves a la Conferencia Episcopal, en barrio México, San José, a interponer una denuncia canónica (dentro de la Iglesia) contra el sacerdote Manuel Guevara por presuntos abusos sexuales cometidos en 1992 y 1993 cuando él era monaguillo en la iglesia de Sabanilla de Montes de Oca.
Lo que Manfred desconocía era que al momento de llegar a este lugar, la Fiscalía y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) estaban allanando en relación con los casos de los curas Mauricio Víquez y Manuel Guevara, denunciados por abusos a menores.
Este último es el que, según Barrantes, abusó de él cuando era un niño de 12 años. Guevara fue cura en la parroquia de Santo Domingo de Heredia hasta el 23 de febrero de este año. Lo separaron luego de que un joven de 23 años lo denunciara por abuso sexual cuando también era un pequeño de 12 años.
Manfred, quien es vecino de Desamparados e ingeniero informático, contó que Guevara aprovechó la cercanía con su familia para cometer los actos que señaló.
“Lamentablemente cuando sucedió llegó un punto en el que mi inocencia se pierde y uno decide poner un alto a las cosas, se los comenté a mis padres, pero el problema es que al ser un amigo de la familia, hicieron caso omiso a mi denuncia, lo dejaron pasar por alto y por ende no pude hacer nada. Hasta hace pocos días que tomé la decisión (de hablar)”, comentó.
Relata que esos abusos hicieron que él se alejara de la Iglesia por completo, no quería tener relación con ningún religioso.
“Ellos (los curas) tienden a ir presionando paso a paso, primero hacen algo pequeño y van poco apoco, me imagino que para ir tanteando terreno, hasta que se llega a una acción más fuerte, que es la que muchos callan. Yo por dicha reaccioné y me alejé de todo”, añadió.
Reconoce que el operativo judicial llevado a cabo lo llena de esperanza, aunque para él no es agradable recordar lo que vivió. Eso sí, sabe que es la única forma de destapar lo que le ocurrió para buscar responsables.
“(Darme cuenta de esta noticia) Fue una explosión en mi cerebro en la que se revivió todo, incluso al punto de que hace poco estaba esperando el bus y alguien se acercó a mí, tenía el mismo aroma de perfume que usaba esa persona, a ese punto fue mi trauma pero el cerebro lo bloquea”, dijo.
Debido a los diligencias policiales, Manfred no pudo poner la denuncia; sin embargo, afirmó que un trabajador de la Conferencia Episcopal le programó la cita para un día de la próxima semana que no se ha definido.
Expulsados |
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11 curas costarricenses han sido expulsados del sacerdocio por el Vaticano desde el 2010. El más reciente fue Mauricio Víquez, separado de su cargo el 25 de febrero de este año. |
“En realidad tomé valor porque me gustaría que la persona que tiene la causa activa supiera que eso no fue algo fortuito, es algo que sucedió hace muchos años y que no sabemos cuántas víctimas habrá y en parte la culpa de no haber echo algo antes pudo ocasionar que esta persona fuera abusada”, comentó.
“El toparme con esto (los allanamientos) ciertamente atrasa mi declaración y el proceso pero me da un aliento de que la Policía quiere hacer algo al respecto y destapar muchos casos que están agarrando polvo”, agregó.
Su causa ya expiró
En el campo judicial su caso ya perdió validez pues, según nuestra legislación, las causas por abuso sexual o violación vencen 10 años después de que la víctima cumple la mayoría de edad.
“Lo que le puedo decir a las personas que han pasado por esto es que denuncien y si es el caso que cumplieron más de 28 años que entonces pongan la denuncia a nivel canónico para que por lo menos quede un precedente”, explicó.
Pese a no tener relación con la Iglesia católica, Manfred dijo que no se puede juzgar a todos los curas por igual. Desde su punto de vista no todos cometen abusos.
Tras el allanamiento, ninguna persona de la Conferencia Episcopal dio declaraciones.