Saray Moreira es la inspiración de muchas personas que no se atrevían a retomar los estudios porque demostró que cuando hay voluntad y disciplina se puede lograr cualquier meta.
Ella solita sacó el bachillerato y aprendió cuatro idiomas a pura aplicación, esto le permitió conseguir un trabajito mejor, sin duda, es una historia ejemplar que le queremos contar.
Cuando ella terminó la escuela tuvo que empezar a trabajar limpiando casas porque la situación económica de su hogar era muy difícil, pero en todo momento mantuvo la esperanza de superarse.
“Me casé muy joven, a los 21 años y un año después ya era mamá, tuve cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres. Al principio, cuando tenía solo una hija, me la llevaba a las casas cuando trabajaba, pero ya con los demás tuve que buscar la opción de guardería”, recordó.
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La empunchada mujer dice que se acomodaba a trabajar por turnos de varias horas en las casas y ahí se la iba jugando para ir a dejar y recoger los chiquitos a la escuela.
Cuando Saray estaba embarazada de su cuarto bebé se propuso volver a estudiar y dejó las excusas de lado, se averiguó en el MEP sobre un programa llamado Maestro en Casa que consistía en que cada estudiante comprara los libros requeridos por el Ministerio de Educación y se preparara solo en la casa para luego ir a hacer los exámenes de cada materia.
Había dos oportunidades al año de presentar las pruebas que se hacían los sábados y domingos y las personas decidían cómo iban matriculándolas, según la preparación que llevaban.
“Mate” le costó más
Saray empezó a estudiar en el 2000 y sacó el bachillerato en el 2012. Se llegó a desmotivar, hasta suspendió los estudios una vez por dos años porque sentía que no avanzaba, pero luego se jaló ella misma las orejas y volvió a los libros.
Matemáticas fue la materia que más dolores de cabeza le dio y fue la única en la que tuvo que buscar ayuda en un instituto para ganar el examen de bachillerato, lo presentó tres veces.
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“Yo sé que doce años es mucho tiempo, pero para mí fue una gran bendición sacar el colegio mientras trabajaba en casas y cuidaba a mis hijos que estaban pequeños todavía. Mi estudio me permitió ayudarle a ellos también con las tareas y hasta a guiarlos con la materia cuando tenían exámenes.
“No fue nada fácil, lo reconozco, tenía que levantarme temprano para alistar mis hijos para llevarlos a la escuela, ir a trabajar, llegar a hacer las cosas de la casa, cocinar, ver que los chiquillos hicieran la tarea y al final del día sacar, por lo menos, media hora por día para estudiar para mis exámenes”, contó.
El título de bachillerato le demostró a la ejemplar mamá que tenía una gran capacidad, así que después de lograr esa meta se propuso aprender idiomas.
Como el bachi lo sacó estudiando solita, a los idiomas le entró también así. Con la ayuda de aplicaciones como Duolingo y chats con personas que practican esos idiomas ha ido progresando un montón; también se ayuda con videos de Youtube y películas en esos idiomas.
Ya habla muy bien portugués, se defiende y logra sostener una conversación en inglés, le hace bastantico al italiano y está empezando con el francés.
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Gran satisfacción
Gracias al esfuerzo de tantos años esta valienta mamá consiguió que hace tres años la contrataran en la empresa trasnacional Accenture, donde le toca poner en práctica sus conocimientos en portugués e inglés.
Ella dice que aunque sabe que el limpiar casas es un trabajo digno y fue lo que le dio el sustento a su familia durante muchos años, el saber que la quemada de pestañas valió la pena y le permitió conseguir un trabajo mejor la llena de orgullo.
“Me llena mucho de satisfacción el haber conseguido un trabajo diferente, a mis 52 años, gracias a mi estudio, me cuesta explicarlo porque para mí es algo único y tan lindo. Amo mi trabajo, amo lo que hago y amo a mis compañeros. Estoy superagradecida con Dios y con esta empresa que me dio el trabajo.
“Estoy feliz de que puedo darle el ejemplo a mis hijos y a todos los que me rodean de que el esfuerzo da buenos resultados. A mí que no digan que no hay plata o que están viejos para estudiar porque yo pude, tampoco que me digan que tienen niños pequeños o no tienen tiempo porque de alguna manera se puede hacer, yo enfrenté todas esas limitaciones y lo logré, así que los demás también pueden”, aseguró.
Saray siempre que puede le aconseja a la gente que estudie y que le ponga bonito porque así es como se cumplen los sueños.