Unos hermanos andan en busca de evidencia fotográfica o en video de un espectacular avistamiento ovni que tuvieron el 24 de diciembre del 2011 en Cartago.
Ellos se llaman Adrián y Eduardo Segura y lograron ver por mucho rato un aparato enorme, que anduvo hasta encima de ellos, pero por esas cosas del destino uno no tenía memoria en el teléfono y el otro andaba un celular con el que no podía hacer fotos o grabar.
Previo a eso, Eduardo había tenido otros avistamientos en playas costarricenses. Adrián, solo tenía una experiencia de este tipo.
Adrián es fisioterapeuta y emprendedor y dice que, como profesional de la salud, respalda cada conocimiento con el método científico, pero cree que algunas cosas no se pueden demostrar.
“De la misma manera en que la fe misma puede cambiar el destino de una persona, hay cosas específicas que uno no puede explicar sino hasta que le ocurren en vivo y a todo color”, mencionó.
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Dice que no puede poner en juego su prestigio pues hasta publicaciones de salud ha hecho, pero afirma estas cosas porque está seguro de lo que vivió.
“Esto es una realidad. En mi caso deseo no solo compartir, sino ojalá corroborar con algún otro testigo lo que yo evidencié la noche del veinticuatro de diciembre del dos mil once.
“Era un ovni tan enorme y tan grande que mi hermano y yo hablamos con frecuencia, siempre lo estamos recordando y es como una necesidad que tenemos de hace tiempo, de saber si alguien tiene evidencia”, comentó.
En la noche de Navidad
La experiencia está llena de detalles y se dio justo después de la cena familiar y de la repartición de regalos de Navidad en Curridabat.
Eduardo le pidió a su hermano que fueran a dejar a su novia a la casa, en Tejar del Guarco en Cartago. Faltaban unos minutos para las 10 de la noche.
Una vez que dejaron a la muchacha empezó lo mejor.
“La carretera de El Tejar ofrece vistas hacia donde se ubica el volcán Irazú y fue del pico de esa montaña de donde salió una luz pequeña”, contó Adrián.
“Mi hermano seguía hablándome, pero yo estaba más en la luz que en el camino (él era quien conducía), le escuchaba, pero observaba como aquella luz se movía y descendía del volcán. Luego venía hacia nosotros directamente”, añadió.
La luz, que era anaranjada, se acercaba cada vez más hasta que Adrián reaccionó y se volvió hacia su hermano, pero este tuvo la misma reacción al mismo tiempo.
“'Mae, ¿ya vio el ovni que viene allí?', me dijo Eduardo", recordó el fisioterapeuta.
“Bajé las ventanas de mi carro y di seguimiento al objeto en el cielo. Le tuvimos de frente y a nuestra izquierda. Hice los altos, a veces se perdía de vista detrás de los edificios”, prosiguió.
Impresionante
“Seguimos el camino y por donde está Metrocentro iba con un vuelo suave, pausado, dando la impresión de que (los tripulantes) observaban el panorama o no tenían prisa”, narró Adrián.
Fue ya en la recta hacia La Lima, camino a Ochomogo, donde mejor pudieron ver a la nave.
“Estaba sobre nosotros ligeramente hacia la izquierda. Iba a baja velocidad al lado nuestro y sobre la zona verde. Era claro que seguía el patrón de la pista y bajó como a unos treinta metros sobre los postes de luz”, añadió.
Justo en ese punto, como referencia, el fotógrafo Richard Sandí le tomó 700 fotos a un ovni rarísimo el 24 de marzo del 2018. Los expertos dicen que se podía tratar de un ebani (entidad biológica aérea no identificada).
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“Pudimos ver la nave en detalle, era tan grande como un edificio de dos plantas y de unos setenta y cinco metros de largo. Se conformaba por paneles rectangulares de un aluminio opaco, muy grandes. Tenía ventanales arriba, de donde provenía la luz naranja que era como la cabina.
“Después de la bomba del Cristo, en Ochomogo, pasó por medio de los terrenos, llegamos al Colegio de Médicos Veterinarios y ahí la nave aceleró a una velocidad impresionante", comentó el hermano.
Luego de eso, en una ocasión más vieron un ovni juntos, de ese sí tienen video, pero se ve muy rápido.
Con detalle |
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El hermano explicó que el aparato tenía forma de ovoide, sin alas, cola o luces laterales diferentes a las que provenían de su interior. A pesar de su gran tamaño no emitía sonido, ni de motor, ni del viento. Al desplazarse de lado a lado no se ladeaba como un avión, solo flotaba. |