Como es su costumbre, a las 11 de la mañana abrió sus puertas el bar Mulo, ubicado en el centro de Heredia, pero la diferencia es que este lunes, bien puntualitos, empezaron a llegar un montón de aficionados florenses para calentar motores con unos tamarindazos y unas deliciosas boquitas, mientras esperaban que el reloj marcara la 1 de la tarde.
Y es que a esa hora tendría lugar una tradición que empezó al final del torneo de Verano 2012, cuando el Club Sport Herediano le ganó el título al Santos de Guápiles y con eso rompió una sequía de 19 años sin alzar la copa.
Cuando el reloj marcó la 1, los fiebres salieron del bar y se tiraron a media calle, fieles a la frase que caracteriza a los vecinos de la Ciudad de las Flores, para tomarse una foto frente al local. La imagen luego la subieron al “Feis” del bar y los asistentes comenzaron a etiquetarse para hacer constar que fueron parte de esa fiesta.
Así tal cual lo hacen cada vez que el cuadro florense conquista el campeonato.
Jorge Vargas es el propietario del bar, que dicho sea de paso heredó el título como el más antiguo de la Gran Área Metropolitana tras el cierre del Gran Vicio, en el Mercado Central de Chepe.
“Ya hace bastante que celebramos así, al día siguiente que quedamos campeones todos los clientes saben que vienen y a la una nos tomamos la foto”, comentó Vargas.
Además de las “agüitas frescas”, don Jorge ameniza el ambiente con la famosa canción “Ninguno pudo con él”, de don Javier Rojas (qdDg), y en las pantallas de la cantina se observan los videos con las diferentes finales.
Así que esas dos horas de espera, entre lo que abre el bar y toman la foto, es un recorrido por los títulos florenses, lo que pone la adrenalina de los aficionados al tope. ¡Ah! Otra que no puede faltar es la sirena que suena igual a la que se pone en la tradicional soda Testy, a un costado del parque Central de Heredia, cuando el equipo queda campeón.
Aniversario
Uno de los que estuvo presente este lunes fue Gonzalo León, quien llegó acompañado por su esposa, Gabriela Villarreal, que era la primera vez que llegaba al bar.
“Es la primera vez que participo en la foto, aunque sí he venido a Mulo antes. Un amigo nos habló de la tradición y como los dos somos apuntados nos vinimos”, contó León.
Estos enfermeros se conocieron trabajando en el hospital de Heredia y el próximo 16 de enero cumplirán su primer año de casados, por lo que decidieron adelantar la celebración con la pachanga rojiamarilla.
A ellos, además de la pasión por lo que hacen, los une el amor por el Herediano, incluso Gonzalo dice que ya ha logrado hacer a su esposa tan fanática como él.
Sí lo logró
También dijo presente Manuel Espinoza, quien pese a ser un cliente frecuente de Mulo, los años anteriores no lograba levantarse a tiempo para participar de la tradición.
Manuel vive en La Aurora de Heredia y la noche del domingo asistió al Colleya Fonseca a vivir bien cerquita el nuevo título que le supo más rico porque llegó en el centenario de la institución. Si no que lo diga el oficial de seguridad privada al que zarandeaba con cada anotación del Team ante los morados.
“Esta es la primera vez que vengo, porque los años anteriores no lo lograba por la fiesta que me pegaba por el título. Esta vez, además de la restricción vehicular, yo me puse las restricciones para poder vivir esta experiencia”, confesó Espinoza.
Manuel recuerda que se hizo herediano desde niño, cuando asistía a la escuela Rafael Moya Murillo, y en los recreos se iba a la esquina noroeste del estadio Rosabal Cordero (donde estaba la entrada de sombra) a ver salir a sus jugadores favoritos.
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“Recuerdo con cariño haber compartido con Nidelson De Melo, Rodinei Martins, Marvin Obando, German Chavarría y Nicolás Suazo, con quien me identificaba mucho porque también tenía un problema en la rodilla”, contó Espinoza.
Finalmente, don Melvin Murillo Barrantes, de 64 años, nos dijo que es una tradición muy bonita, que a mucha gente le gusta y por eso decidió ir.