Mariela Sequeira Acuña llevó a otro nivel la idea de cuidar el medio ambiente. En el 2019 se propuso inventar unos anteojos hechos con plástico reciclado y en octubre pasado vendió los primeros 50 pares. Su negocio se llama Maram Upcycled Eyewear.
La pulseadora reconoce que el proceso ha sido lento, que ha necesitado la ayuda de su familia y que en algunos momentos sintió que el proyecto estaba varado, pero hoy ve con orgullo como su empresita va saliendo adelante.
“Desde pequeña usé lentes y siempre me ha gustado emprender, cuando estaba en la escuela hacía pulseras de abalorios, luego tuve con mi hermana un quiosco en el Paseo de las Flores. Además, siempre me ha gustado cuidar el medio ambiente, así que trato de que hacer cosas que contribuyan a bajar la contaminación”, contó.
Un día Mariela se compró unos anteojos de madera y en ese momento dijo, “¿por qué no hacer anteojos de plástico reciclado?” y de inmediato se puso manos a la obra.
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“Me puse a investigar cómo podía llegar a eso, busqué si ya había empresas en el mundo que hicieran anteojos con plásticos reciclado y encontré un par en Europa. Pensé en hacerlos con impresión 3D, pero vi que no era viable, así que me decidí por inyección de plástico.
“Empecé a conocer sobre el suprareciclaje, que es transformar desechos en algo más valioso de lo que fueron en un inicio. Después de leer mucho vi que sí era posible y tangible desarrollar mi proyecto y empecé a buscar alguien que me hiciera las máquinas que necesitaba, al final me las hicieron en la fundación Madre Tierra”, contó.
Las máquinas son las que más le han complicado al vida, ya que el año pasado la inyectora estuvo dando problemas, por lo que Mariela tuvo que buscar ayuda para hacerle unas modificaciones, pero por dicha se pudo resolver.
Gran planeación
Mariela vive en San Pablo de Heredia y trabaja como farmacéutica, por lo que el proyecto de los lentes lo desarrolló en su tiempo libre.
Cuando ya estaba dispuesta a empezar la fabricación, puso recolectores de tapas de botellas en el ebais y la muni de San Pablo, colocó otros en Barva de Heredia y en el hospital San Vicente de Paúl.
“Durante el día mis papás son los que separan las tapas por color y por el material, ya que no todas sirven, solo las de ciertos tipos de plástico: polipropileo número cinco y polietileno de alta densidad número dos, las que no nos son útiles las damos a ecoparques para que hagan pasarelas en las playas para personas con discapacidad.
“El paso que sigue es triturar el plástico en una de las máquinas que tengo y después les echo agua para limpiar cualquier residuo de miel y las pongo a secar”.
Luego la talentosa mujer hace las combinaciones de colores y coloca el plástico en la máquina inyectora para crear los aros. Por último le coloca las patillas, las bisagras que las sostiene y los lentes.
“De momento tengo un solo molde y seis combinaciones de colores, pero la idea es tener más, más adelante. Cada estilo tiene un nombre distinto, usé las playas como referencia: Carrillo, Guiones, Cocles, Sámara, Avellanas y Uvita”, manifestó.
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Los anteojos que ya vendió fueron por contra pedido y se encargó de ir a dejarlos casa por casa, porque quería tener contacto con sus primeros clientes, a quienes ella llama embajadores del mensaje de proteger el medio ambiente.
Para este noviembre tiene otros 50 pedidos, por lo que está poniéndole bonito para ir sacando sus trabajos.
“Las gafas terminadas con lentes oscuros para el sol salen en ¢50 mil, ahora bien, si las personas quieren solo el aro para llevarlos a una óptica a que les pongan el lente oftalmológico que necesitan les salen en ¢30 mil. Cuando las personas me llaman para hacerme un pedido les digo que tardo aproximadamente cuatro semanas en entregarlo, aunque siempre trato de hacerlo en menos tiempo”.
Gran mensaje
En el tiempo que lleva esta pulseadora con el proyecto recibió 1.200 kilos de tapas plásticas. Ella dice que se siente muy contenta de saber que su producto ayuda a la conservación de la naturaleza.
“Costa Rica es un país conocido en el mundo por sus bellezas naturales y de nosotros depende que siga siendo así, debemos proteger nuestro país y evitar que se contamine más.
“Es importante que todos pongamos de nuestra parte, aunque sea con lo más básico, el evitar usar plástico y reclicar nuestros desechos, si todos los que vivimos en este país hiciéramos eso, sería un gran cambio”, expresó.
Si usted quiere comprar unos chuzos de lentes de estos puede contactar a Mariela a la página de Facebook Maram.eyewear o por en Instagram, que tiene el mismo nombre.
“He visto que quienes compran de estos anteojos son personas preocupadas por el ambiente, que buscan cómo colaborar con la naturaleza”.
— Mariela Sequeira, fabricante de los anteojos