El 1° de abril de 1857 cayó un meteorito en Heredia y los restos del mismo están esparcidos en nueve países diferentes, según consta en la Revista Geológica de América Central, en un artículo escrito por el geólogo Gerardo J. Soto.
Eso indica que el meteorito que cayó este martes 24 de abril en San Carlos no ha sido el único que aterriza en suelo tico.
El astrónomo aficionado Óscar Sierra, dijo que el artículo fue publicado en junio del 2011 y compartió con los lectores de La Teja parte del contenido.
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“Soto logró constatar que en nueve países existen quince piezas certificadas de este mismo meteorito, conocido con el nombre de Heredia”.
Sierra dice que el meteorito es de tipo condrita, perteneciente al grupo de meteoritos más antiguos del sistema solar.
Añadió que el mismo Soto adquirió la pieza más pequeña de esa meteorito, de apenas un centímetro y un peso de 2,9 gramos.
“Se la compró a la empresa New England Meteoritical Service, en Boston y la donó a la Escuela de Geología de la Universidad de Costa Rica”. Allí está en la actualidad.
En La Teja intentamos hablar con don Gerardo, pero en la escuela de Geología de la UCR nos dijeron está de gira fuera de San José.
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Otros dos
También dice don Óscar que el 27 de noviembre de 1905 cayó un aerolito (un fragmento de meteorito) en Barva de Heredia, como a las 10:30 de la noche.
“Se desprendió del oeste y corrió hacia el este. La bola de fuego, como se le llamaba, era del tamaño de una bola de fútbol, pasó a corta distancia del suelo, como a 300 metros y al apagarse se oyó una detonación sorda, como de un cañonazo y enseguida como lámparas eléctricas que hayan hecho descarga”.
Así relata lo ocurrido en 1905, la revista Geológica de América Central, en su edición número 31, publicada en el año 2005.
También existe otro reporte de un caso de 1912. Fue en Tortuguero, Limón.
“Los vecinos vieron desde la cumbre de un cerro, a eso de las 7 de la noche, que descendía paulatinamente una bola de fuego que despedía chispas, una explosión parecida al estampido de un cañonazo.
"El aerolito se había estrellado contra un árbol de coposo ramaje. En el lugar del suceso se podía observar (minerales) como si hubieran estado en un horno de fundición”, se puede leer en la revista.