Aylín Montoya tiene 18 años y se graduó en diciembre del año pasado del Colegio Técnico Profesional de Aserrí, en Diseño Publicitario. Todo este año la ha pulsado duro por conseguir un trabajo, pero las empresas le piden experiencia como uno de los requisitos.
A esta aserriceña nos la encontramos este lunes 29 de mayo en la cuarta feria de empleo que organizó el Colegio de Profesionales en Ciencias Económicas en su sede central de San Pedro, de la mano con la municipalidad de Montes de Oca.
Cuando hablamos con Aylín ya había entregado sus datos en al menos 10 de las más de 50 empresas que ofrecieron más de 4.500 puestos de trabajo.
Como ella misma dijo, estaba a menos de medio camino porque iba a dejar sus datos en todas, porque le urge un trabajito.
“Recién salí del colegio y lo más lógico es entrar a la universidad, pero las universidades privadas son muy caras, por eso lo primero que estoy haciendo es conseguir luchar por un trabajo, acomodarme económicamente y después analizar el próximo paso en los estudios que daré. Para cualquier decisión que tome en los estudios ocupo dinero, por eso estoy en la feria, me urge un empleo”, nos comenta.
Ella llegó con gran ilusión porque en el cole le dieron buen inglés y ella lo reforzó llevando cursos en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), sin embargo, siente que, al llegar, una vez más, chocó con pared.
“Es la primera feria a la que asisto y las empresas piden experiencia laboral y no tengo porque, precisamente, no me dan la oportunidad. Cuando les digo que recién salí del colegio y no tengo experiencia, siento que se me cierran las puertas.
“Las empresas deberían entender que un recién salido del colegio lo que necesita es experiencia. Tengo otras fortalezas como mi juventud, mis ganas de aprender, mi deseo de formar parte de una empresa y hacerlo lo mejor posible. Espero me abran alguna puerta”, explica Aylín.
Prefirió llenarse de energía positiva y se alegró porque algunas empresas de la feria tenían puestos en publicidad y mercadeo, áreas en las que está segura podrá aportar mucho e incluso dar más de la cuenta, por su conocimiento en Diseño Publicitario.
“Me gustaría que una de las empresas de alimentos que están aquí me llame, creo que puedo aportar mucho”, nos dijo con ilusión.
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La feria estuvo a reventar, desde las nueve de la mañana había filas de hasta trescientos metros de largo. En la primera hora y media se confirmaron mil personas que ingresaron al Colegio de Economistas, en total, al final de la feria, a las seis de la tarde, se esperaba la visita de más de cuatro mil pulseadores.
La edad, una barrera
Uno de esos pulseadores fue don José Antonio Vega, vecino de Cartago y quien tiene 46 años. En su caso, fue todo lo contrario, él considera que su edad ya es una barrera para lograr un buen bretecito.
“Tengo un año sin trabajar. Soy administrador de empresas y también tengo título en ingeniería industrial. Por la edad creen que uno va a cobrar mucho y por eso ni siquiera me dan una oportunidad. Lo que uno ocupa es la oportunidad de entrar y demostrar de lo que es capaz.
“Tengo un nivel avanzado de inglés, no tengo un tercer idioma y ahora están pidiendo eso. Dejaré mis datos en la mayor cantidad de empresas, eso estoy haciendo desde casa también, envío como quince correos semanales, pero siento que la edad ya lo va sacando a uno del mercado laboral y no es justo, porque con 46 años todavía tengo muchos años productivos”, comentó el brumoso.
Estudiar un idioma
El presidente del Colegio de Economistas, Ennio Rodríguez, reconoce que el desempleo es un problema social grande y por eso ellos ya van por la cuarta feria, en la cual hubo 3.500 puestos de trabajo para administrativos, pero también operativos, por ejemplo, montacarguistas, así como mil puestos para profesionales en Economía.
“Hicimos un esfuerzo por buscar empresas que no ocupaban personal en niveles profesionales o de alta calificación, porque sabemos que hay mucha gente con necesidad de empleo y, al mismo tiempo, con baja escolaridad y sin segundo idioma.
“Hemos hablado con las autoridades del INA sobre la necesidad de preparar a la gente las habilidades y capacidades que necesitan las empresas y que así esas empresas puedan llenar sus puestos, que muchas les quedan vacíos. Es importantísimo estudiar un idioma y que se capaciten en temas técnicos como ciberseguridad y programación, son las áreas de mayor demanda”, explicó el economista.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), confirma que para marzo de este año el país tenía 249 mil personas desempleadas, de estas 120 mil eran hombres y 129 mil mujeres.