En cuestión de 4 meses, un simple video en TikTok cambió la vida de Dinia Mora Salazar, una joven artista de 26 años, del barrio La Cabanga de Guatuso, en Alajuela, quien hoy vive en Mercedes Norte de Heredia por amor al arte.
Dinia estudia Enseñanza del Arte y Comunicación Visual en la Universidad Nacional (UNA) y logró lo que muchos artistas sueñan: vender casi toda su colección de cuadros, y fue gracias a la magia de las redes sociales.
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Todo comenzó con un video donde la estudiante mostró un cuadro de la parroquia de San Isidro Labrador de Coronado de día. En la grabación, que se hizo viral, ella mostró el proceso de la pintura, algo que atrapó el corazón de un matrimonio coronadeño que, casi de inmediato que se publicó el video (27 de setiembre del 2024), contactó a la artista.
La estudiante de la UNA terminó vendiendo cuatro cuadros más de su serie “Luz sobre la Herencia”, donde retrata iconos del patrimonio costarricense, como el Teatro Nacional, el Fortín de Heredia, la escuela Buenaventura Corrales (escuela metálica) y la casa de Alfredo González Flores, entre otros.
Por amor al arte
El camino de Dinia hacia el éxito no ha sido fácil. Desde pequeña, en La Cabanga de Guatuso, su mamá, Xiomara Salazar Martínez, la metió al mundo del arte haciendo manualidades. Su papá, Mario Rafael Mora, era escultor en madera y, aunque ambos influyeron en su amor por la creatividad, fue su madre quien le enseñó casi todo lo que aprovechó como bases para llegar a ser artista.
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“Desde los 10 años le ayudaba a mi mamá con encargos. Dibujar fue algo que aprendí casi sola, era lo que más me apasionaba. En el colegio, comencé a pintar más en serio y hasta hacía cuadros para vender”, recordó.
A pesar de su talento, Dinia primero eligió otro camino y se matriculó en Agronomía en la Universidad de Costa Rica (UCR), en la sede de Liberia, pero algo no encajaba en su corazón. Con el tiempo, decidió seguir su pasión y cambió de rumbo para estudiar arte en la UNA de Heredia en plena pandemia.
“No fue fácil. Me vine sola, sin beca y sin plata, pero sabía que quería hacer arte. Y cuando llegó la pandemia, muchos encargos empezaron a caerme, lo que me dio un empujón económico para cumplir mi sueño”, comentó Mora, quien nos recordó que al poco tiempo la UNA sí le dio la beca.
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Poderosas redes sociales
El verdadero cambio llegó cuando Dinia decidió mostrar su trabajo en TikTok. Gracias a los videos donde comparte su proceso creativo, sus obras llegaron a más ojos de los que jamás imaginó.
“La entrega de la obra al matrimonio de Coronado fue tan impactante que la compradora no pudo contener las lágrimas. Fue la primera vez que vendí un cuadro tan grande y a ese precio. Ver la reacción de la persona fue algo que no puedo explicar. Ahí me di cuenta de que el arte sí puede tocar corazones”, contó Mora.
Quienes compraron esa pintura y casi toda la obra de la artista fueron los esposos Diana Solano y Osvaldo Soto, quienes vieron el video de Dinia en TikTok.
“La vimos en TikTok y nos llamó mucho la atención los detalles que tenía la pintura. Le contacté, la felicité y le dije que teníamos, desde hace muchos años, un sueño de un cuadro de la iglesia de Coronado.
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“La invité a la casa para que tomara las medidas y ella amablemente aceptó, y a partir de ahí comenzamos a coordinar. Nosotros ya teníamos la idea de un cuadro de la iglesia de Coronado, pero de noche, no era una pintura cualquiera, era algo especial, y cuando vi el trabajo de Dinia, su arte tenía la esencia que queríamos”, nos contó doña Diana.
El matrimonio también compró la pintura del museo de Arte Costarricense, el Fortín, el teatro Nacional, la iglesia de Coronado de día, el edificio de Correos de Costa Rica y hasta apartaron el cuadro de la basílica de los Ángeles de Cartago que no ha ni empezado.
“Nosotros queríamos aportar al talento nacional. Estamos muy felices porque ella hizo que pudiéramos cumplir un sueño que teníamos y esperamos que ese sueño cumplido sirva para potenciar la carrera artística de Dinia”, añadió.
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Sigue soñando
Dinia no solo es una estudiante de arte, ahora es una artista en ascenso que combina su talento con la potencia de las redes sociales.
“Confirmé que soy artista pura. Cuando pinto soy feliz y, gracias a TikTok, he podido vivir de lo que amo”, concluyó. ¡Esta guatuceña no para! ¿La lección? Nunca subestimen el poder de un pincel… ni de las redes sociales.