Geovanny Calderón lleva catorce años sin drogas, diez sin licor y ocho sin tabaco y aunque a veces lucha contra malos pensamientos dice que sí se puede salir adelante.
Él, aunque no forma parte del programa que promueve el Club de Paz, es un ejemplo de recuperación. Asistió a charlas de alcohólicos anónimos y de narcóticos anónimos que buscó con ayuda de Juan José Vargas y hoy tiene su propio apartamento y su propia empresa.
También es tesorero de un Alcohólicos Anónimos y sale a caminar por la zona roja para que otros indigentes lo vean y se den cuenta que es posible dejar esa vida.
“Claro, la vida de la calle es fácil, es bonita. Se sienten sensaciones y cosas, pero llega un momento donde uno se da cuenta que no está bien”, dijo Calderón.
“Muchos creen que camino por la zona roja porque volví a caer, no me importa que piensen eso. Quiero que me vean, yo soy un testimonio. Pero es uno el que tiene que ayudarse primero”, explicó.