En La Fortuna de San Pedro de Pérez Zeledón, a unos 45 minutos del centro de San Isidro del General, vive Édgar Araya Tencio, quien desde marzo de este año ha tenido que enfrentar una ruda batalla contra un agresivo cáncer en su cara.
Casi al mismo tiempo que se reportó el primer contagiado de coronavirus en el país (6 marzo), comenzó el calvario para este breteador, de 45 años, que en menos de 9 meses ha visto un cambio rotundo en su vida, tanto así que ahora está internado en el Hospital San Juan de Dios.
En los primeros días de marzo, a Édgar le salió una pelotita en el cachete izquierdo, muy cerca de la oreja, nada que le causara preocupación y ni se lo comentó a la familia, pues pensó que se trataba del piquete de algún insecto.
Pero en menos de 15 días a este trabajador de la piñera Pindeco, todo le cambió. El “piquete” creció demasiado rápido y de inmediato se puso en control en el hospital Escalante Pradilla de San Isidro del General.
Su esposa, María Elizondo Altamirano, nos comentó que el ritmo de crecimiento fue algo increíble y que en el hospital le hicieron biopsias y al otro día ya tenía más grande la pelota. Incluso crecía en un mismo día.
“Después de varias citas y biopsias en el hospital nos confirmaron que lo que tiene mi esposo es un cáncer de la glándula salival parótida y fue a partir de ahí que todos en la casa (tienen cuatro hijos de 22, 20, 17 y 3 años), entendimos que se venían días muy duros.
“Gracias a Dios a nosotros no nos ha afectado el covid-19, sin embargo, nuestro gran problema desde marzo es este cáncer tan fuerte, que incluso sacó de trabajar a mi esposo y como uno cobra la mitad del salario por la incapacidad, entonces se vienen las complicaciones económicas.
“Nosotros calculamos que, si no hubiésemos actuado tan rápido, él se habría muerto. Una vez la pelotita comenzó a crecer yo le dije que se fuera de una vez al hospital y menos de tres semanas después ya era un pelotón”, explicó María.
Regresó
El pasado 13 de octubre a don Édgar lo operaron para quitarle el abultamiento en el cachete izquierdo y quedó puras tejas, había mucha alegría en el hogar y en el hospital porque lo que procedía ahora era la radioterapia.
El problema se complicó antes de que terminara octubre, ya que un pronto a otro a Édgar se le hizo un huequito en donde fue operado, parecía algo normal, pero, una vez más se le empezó a hacer una gran herida y volvió a salir la pelota de forma muy rápida.
“El nuevo crecimiento ya le tapó el oído izquierdo y ya no escucha, también le está apretando el ojo izquierdo y le cuesta ver con ese ojo. En estos momentos los doctores están analizando cómo tratarlo porque su cáncer avanza muy rápido y la prioridad es detener el crecimiento de la pelota.
“Es cierto que en lo económico todo se nos ha complicado, por eso quiero agradecer de corazón a los compañeros de Pindeco porque se han unido para regalarnos comidita y hasta platica nos han dado, también mis vecinos se han solidarizado, han sido unos ángeles en nuestras vidas.
Colabore
“Esto que estamos viviendo va para rato, por eso es que tenemos que tener paciencia y fe en Dios de que vamos a salir adelante. Le tocó a mi esposo un tipo de cáncer muy agresivo y no queda otra que confiar en la capacidad de los doctores”, reconoce la esposa de Édgar.
La platica siempre se necesita, si usted quiere colaborar con esta familia, puede hacerlo vía Sinpe Móvil al 8683-1911, a nombre de María Elizondo Altamirano.
“Trabajaba limpiando casas y así ayudaba con la economía del hogar, pero al entrar el covid-19 se vino el trabajo al piso, además, me toca dedicarme el 100% del tiempo a mi esposo, cuando está en la casa, porque el cáncer le produce mucho dolor. Es importante no descuidar la salud”, aseguró María.