La "G" es la letra más visible dentro de la comunidad LGTBIQ e inicia junto a la "L" de lesbiana, la serie de reportajes dedicados a la comunidad diversa.
José Abraham Bolaños, de 46 años, cuya identidad de género es hombre y su orientación sexual es homosexual definió lo que para él es un gay.
“Es el hombre que le gustan otros hombres”, dijo.
Contó que los hombres heterosexuales, sobre todo de un perfil de educación más bajo, cuando ven un gay creen que les van a echar el cuento.
“Los hombres heterosexuales tienen la idea de que todos son apetecibles por nosotros. El gay es más cuidadoso, viste mejor, incluso, físicamente se ve mejor. Esos tipos pachucos, que andan con los pantalones a mitad de la nalga, que usted no sabe ni donde empieza la ropa, que se depilan mal y generalmente cuentan con una baja educación, son los que más piensan que uno los quiere conquistar”.
José asegura que la gente debe entender que la libido (deseo sexual) funciona igual en ellos que en cualquier otra persona, que tienen sus gustos y sus formas.
“No todos los hombres nos atraen. La diferencia es que un heterosexual va caminando y vuelve a ver lo que sea que camine, nosotros somos más selectivos”.
Explicó, eso sí, que en lo demás, el gay y el heterosexual son la misma cosa.
“Nos gusta los deportes, salir a comer, tomar algo, vacilar, tenemos que ir a trabajar y somos responsables”, dijo.
Bolaños dividió en tres a la población con relación a como perciben a los gais.
“Para alguna gente que uno sea gay no implica nada, otros dicen que nos aceptan, pero es solo de la boca para afuera y esa es la mayoría y para otros, es imposible que existan gais, no aceptan que nacimos como nacimos”, dijo.
A los 13
José Abraham contó que desde pequeño sintió atracción por otros niños y a los once años estaba convencido de su orientación, pero salió del clóset cuando cumplió 13 años.
“Vivía con mi bisabuela, mi abuela y mi mamá y todo el mundo reaccionó tranquilo. Me abrazaron y lo aceptaron, mis tíos y primos también. La única que reaccionó mal fue mami, pero como a los dos meses se le quitó”.
Contó que tampoco tuvo problema con los amigos porque siempre se presentó como gay.
Sin embargo, recordó algunas experiencias de violencia que sufrieron amigos suyos por haber salido del clóset, a finales de los años ochentas.
“Me tocó ver algunos amiguitos mayores que les hacían situaciones en la casa impresionantes. Salían golpeados cuando intentaban decirle a los papás”, manifestó.
Se le preguntó que otros miembros de la comunidad expresaron en las entrevistas para estos reportajes que los gais no se llevan con otros miembros de la comunidad como las mujeres y los hombres trans.
“Tal vez, pero pasa en cualquier segmento de población, somos humanos y es parte de las relaciones humanas, pero no es por se gay”, dijo.
También le comentamos que muchos gais son bisexuales, pero se quedan en ese clóset por temor al rechazo de los homosexuales y le preguntamos si conoce casos así.
“He tenido siete parejas en mi vida, de las cuales dos eran casados y con hijos. Claro, cuando supe eso quería salir corriendo, pero fíjese que terminaron divorciándose y se quedaron conmigo. Con eso creo que respondo”.
José asegura que los gais han ganado mucho respeto en la sociedad, afirma que los toleran más y hay menos discriminación, pero que aún hace falta. Su lucha particular actual, como gay, es sensibilizar a la gente de que no pasará nada con el matrimonio civil igualitario.
“Los heterosexuales no van a pagar más impuestos, no se va a morir nadie, no se le va a quitar el trabajo. No va a pasar nada, no les afecta en nada. Es una cuestión de derechos”.