Este mes don Édgar Araya Villalobos celebra diez años de haberse ganado un carrazo nuevo de paquete con nuestro código de la suerte, ya que le ha permitido seguir trabajando y llevando el arrocito y los frijoles a la casa.
“Han sido diez años de puras bendiciones”, fue lo primero que nos dijo cuando lo contactamos para saber cómo le ha ido en la vida y con el chuzo.
Don Édgar, quien tiene 40 años de ser taxista, aprovechó una promoción que hicimos especialmente para el gremio de la gran fuerza roja del país y desde entonces vive eternamente agradecido. En aquella ocasión regalamos un superchuzo, un Toyota modelo Coraxi.
Fueron unos carros que Toyota hizo pensando en los taxistas con el fin de que anduvieran pura vida por las calles llenas de huecos del país y que le dieran duro al trabajo.
Este tibaseño tiene 65 años y está casado con doña Alice Vindas con quien tiene dos hijos (Rolando y Alice). El matrimonio ahora disfruta de varios nieticos que son la locura de la casa.
Conversamos con el suertudo, ya que 10 años después de haberse pegado la nave, octubre lo volvió a premiar el pasado miércoles, con un certificado por ¢125 mil canjeables en Ópticas Visión.
–¿Le llegó en buen momento el Coraxi?
A todo el mundo le digo que el carro ha sido una gran bendición. ¿Adivine dónde estaba cuando La Teja me llamó para decirme que me había ganado un carro nuevo? ¡Estaba en el mecánico!
En aquel entonces tenía un carro, mejor no digo la marca, que me salió malísimo, a cada rato le metía plata.
Nunca olvidaré que también estaban regalando 200 mil y 250 mil colones, entonces le decía a mi esposa que ojalá me pegara la plata para pagar el arreglo del carro. ¿Dígame usted si no me llegó en buen momento esa bendición?
–¿Y creyó en su suerte?
¡Nombres! Después de la llamada en la que me explicaron todo llamé a La Teja para confirmar que no era una broma.
–¿Cómo le fue sacando el chuzo?
Todo fueron bendiciones. Ustedes, los de La Teja, me trataron como a un rey en aquellas oficinas que tenían frente al parque Morazán, todos nos felicitaban a mi esposa y a mí. Ya con la carta oficial del premio en la mano me fui para Ciudad Toyota en La Uruca.
¿Y qué pasó en Ciudad Toyota?
Ahí llegó otra gran bendición. La gente de Toyota fue demasiado linda, me dejaron bien claro que piensan en la gente que la pulsea, salió una gerente y me dijo: ‘vea don Édgar, estamos en octubre del 2010, el carro que se ganó es modelo 2009, pero si se espera un mes le doy el 2011 que nos va a entrar’. ¿Dígame usted quién hace eso con una persona humilde? Yo le respondo, eso no lo hace nadie. Me devolví superfeliz y no lo podía creer, me iban a dar no solo un carro del año, sino el del año siguiente.
"No tuve ni que llamar, antes del mes me llamaron y me dijeron que tenían todo listo, así que salí listo para irme a trabajar de una vez.
–¿De una vez salió a trabajar?
Eso fue como a finales de noviembre, pero no, lo primero que hice fue irme con mi esposa a entregárselo a la Negrita de los Ángeles; lo bañamos en agua bendita y le agradecimos a Dios y a nuestra Madre Santísima por tan tremendo regalo.
–¿Y qué pasó ya cuando comenzó a trabajar?
Se lo voy a resumir así: antes de pegarme ese taxi yo estaba con varias deudas, hasta debía el taxi que me salió malísimo. A partir de que La Teja me dio tremendo regalo, comencé a trabajarlo 24 horas, a dos turnos, eso me permitió salir de todas mis deudas en cuatro años y ya tengo seis años de tener una paz económica que solo Dios me la pudo haber dado. No le debo a nadie y eso es porque el taxi se convirtió en mi machetico para alcanzar la estabilidad financiera.
¿Qué piensa de lo que dijo Toyota que el Coraxi fue hecho pensando en los taxistas de Costa Rica?
Sigo con las bendiciones. Si usted revisa mi Coraxi, este tiene más de 500 mil kilómetros y no le he metido un cinco en nada más que no sea aceite, filtro, diésel y frenos, que es lo lógico. Los compensadores están en perfecto estado.
A este carro le metí doble turno, de doce horas cada uno, como siete años seguidos y está como nuevo. ¡Qué bruta esta máquina para aguantar! Lo he andado por todo el país, se ha ido en un millón de huecos y la compensación está pura vida.
–¿Tiene taxi para rato?
Le adelanto una cosa, yo con este Coraxi me pensiono. Me faltan siete años y este carrito estará conmigo, nos vamos a pensionar juntos y me lo dejaré para siempre.