A sus 44 años, Alonso Rodríguez no se imagina su vida sin la leche y el trabajo en su finca ganadera. Este pulseador de Zapote de Zarcero, en Alajuela, ha formado su vida rodeado de vacas y todo lo que tiene que ver con la producción lechera, gracias a una finquita que heredó de su abuelo, don Félix, quien la adquirió hace 45 años y de su padre, don Luis.
Este sábado 1 de junio se celebra el Día Mundial de la Leche y Rodríguez hizo un repaso por lo que ha recibido gracias a la ganadería y recordó cuando quiso hacer un cambio en su carrera profesional, pero la pasión por lo que hace pudo más que el deseo de dedicarse a otras labores.
Alonso es el encargado de la finca, que mide 23 hectáreas. Cuando su padre comenzó en el negocio tenía 7 animalitos y hoy, Alonso posee 50 vaquitas, la mitad bebés y adolescentes y las otras 25 adultas para ordeñar a diario.
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Además de lo que ha aprendido en el día a día de la finca, Alonso estudió administración de empresas con énfasis en contabilidad y hasta pensó en cambiar su trabajo. Hace unos años acudió a dos entrevistas, pero no se ve trabajando en una oficina.
“Cuando era niño, mi abuelo me pedía que lo acompañara y así fue como me iba involucrando en esto. Un día estaba viendo un grupo de terneras y él me dijo: ‘vea esta bien, recuérdela bien y si un día la sabe reconocer, se la regalo’. Eran como 40 terneras y días después la vi y la reconocí y me la regaló y así me fui enamorando.
“Cuando terminé de estudiar me picó el gusanillo de ir a trabajar a una oficina y cuando me dieron el horario pensé que no era de estar todo el día en una oficina, respeto a quienes lo hacen, por supuesto, porque es un trabajo que requiere mucha responsabilidad, pero lo mío es el campo”, comentó.
El corre corre del ganadero
Alonso es el encargado de la finca San Isidro desde hace 10 años. Su esposa Milena le ayuda en las tareas administrativas y él se encarga de la parte operativa. Esta familia no conoce de descansos, pues las labores inician bien tempranito, antes de que aparezcan los primeros rayos de sol.
“Me despierto a eso de la 1:30 a. m., a las dos de la mañana alimentamos a las vacas y las llevamos para el ordeño, que inicia a las 3 a. m. y en eso tardamos hora y media. Luego, a eso de las 6:30 a. m. volvemos a la finca, para revisar a los animales, para el mantenimiento de la finca y en eso estamos hasta el mediodía.
Beneficios. La leche posee calcio y vitamina D, elementos que son cruciales para reducir la pérdida de mineral óseo en mujeres posmenopáusicas y son necesarios para el crecimiento y desarrollo normal de los huesos en los niños.
La leche de vaca es un alimento completo que contiene proteína, grasa, carbohidratos (lactosa), calcio, selenio, vitaminas A y D2 y los productos lácteos aportan cantidades importantes de otros nutrientes como magnesio, zinc y fósforo que algunos alimentos carecen y que es necesario incorporarlos diariamente en la alimentación de las personas, porque son necesarios para la salud en general.
“Regresamos nuevamente a la 1:30 p. m. para empezar el ordeño de la tarde y se repite el procedimiento de la mañana. Cada jornada la vamos finalizando a eso de las 5 de la tarde. Nosotros nada más nos encargamos de que las vaquitas produzcan la leche y estamos asociados a la cooperativa Dos Pinos, que se llevan la leche día de por medio para trabajar en sus diferentes productos”, destacó.
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Rodríguez explicó cómo ha cambiado el trabajo en la finca, porque cuando era un muchacho, veía que el ordeño era completamente manual y ahora recurre a la tecnología, para automatizar este proceso.
“Actualmente, cuento con un muchacho que me ayuda con las labores de ordeño y limpieza y recuerdo cuando mi papá compró las primeras máquinas para ordeñar. Era una maravilla, pese a que no eran equipos tan modernos y ahora son instrumentos más sofisticados, todo es eléctrico y antes todo era a pie.
“En todo momento, siempre se cuida la calidad de la leche, nunca la tocamos, lo que cae en los baldes se almacena en un tanque de enfriamiento y luego esperamos que venga el camión para que se lleve el líquido y enviamos unos 1.100 litros día de por medio”, afirmó.
Este finquero es padre de Mathías, un niño de 10 años que, al igual que su papá, ya se entusiasma por la vida en el campo. Sin embargo, su papá afirmó que su hijo no es un gran fanático de tomar leche.
“Nosotros nos tomamos la leche pura, recién ordeñada, pero siento que esta costumbre, la de beber leche, se ha perdido con el paso del tiempo. Recuerdo que nosotros hasta almorzábamos con leche y ahora mi hijo no lo hace, acompaña la leche con cereal, para hacer chocolate.
“Nosotros igual, siento que antes tomaba más leche, somos más de derivados, a diario tomamos un yogurt, comer queso, tomar leche fluida y también para hacer chocolate”, destacó.
Hace 3 años, Alonso y su familia lograron que la finca tuviera el reconocimiento de Bandera Azul y están buscando la forma de mejorar genéticamente a las vacas, para mejorar la calidad de la leche.
También, quieren preparar una fábrica de insumos de fertilizantes y quieren obtener una certificación de carbono neutral.