El astronauta y científico tico Franklin Chang nos cuenta que la pandemia de covid-19 también lo ha golpeado.
En su caso frenó su gran proyecto del motor de plasma, pero eso no le impedido sacar grandes enseñanzas de la crisis.
Chang contó a La Teja cómo ve la pandemia y también dijo que tiene mucha esperanza en que las vacunas ayuden a dejar atrás la pesadilla mundial que ha causado ya 2,6 millones de muertos (2848 en Costa Rica).
“Por miles de años el ser humano ha tratado al medio ambiente como un barril sin fondo, capaz de absorber todos nuestros desechos, pero ya no. El barril se está desbordando y el precio de la contaminación se paga con la salud”, dice en una de sus reflexiones.
— ¿Cómo ha afectado la pandemia su trabajo?
El covid-19 nos ha golpeado, como lo ha hecho con muchas pequeñas empresas en todo el mundo. Sin embargo, aun ante la pandemia, hemos seguido progresando en nuestra misión.
Por lo general, el impacto ha sido en demoras en algunos proyectos. Es difícil desarrollar un motor de plasma por teletrabajo o manteniendo el distanciamiento social. Lo mismo con los trabajos en una planta de hidrógeno o en la construcción de un radar espacial. Pero nos las hemos ingeniado para avanzar. En cierto modo la pandemia ha fortalecido nuestra solidaridad como equipo de luchadores.
— ¿Se ha contagiado de coronavirus usted o algún familiar cercano?
Por dicha no. Hemos mantenido estrictas reglas de distanciamiento en las dos plantas de Ad Astra, en Houston y en Liberia.
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— ¿Para usted cuáles han sido las principales deficiencias de la población que causaron que el virus se propagara tanto?
El distanciamiento social y el aislamiento son medidas muy necesarias y fuertes que, al proteger a la población, causan un gran golpe en la pérdida de ingresos. Esto afecta desproporcionalmente a los más pobres que tienen que decidir entre la salud y la falta de comida, una decisión muy dura para un padre o una madre sola que debe alimentar a sus hijos. Para colmo de males, la pandemia nos cayó en medio de una de las peores crisis financieras de Costa Rica.
La gente de dinero puede afrontar esta crisis, no así los pobres. Entonces yo no lo veo como deficiencia de la población, sino que, a la hora de los balazos, hay gran diferencia entre la teoría y la práctica y cada uno tiene que lidiar con la realidad de su entorno.
Aquí la enseñanza es que todas y todos, ricos y pobres, sector público y privado, debemos apoyarnos con generosidad solidaria para luchar contra este enemigo común.
— ¿Qué diferencias ve entre el comportamiento de los estadounidenses y los ticos con respecto a la pandemia?
Mi percepción es que no hay mucha diferencia en la actitud ciudadana entre los dos países... En ausencia de apoyo estatal, la gente se ve obligada a tomar sus propias medidas para decidir entre la salud y la falta de comida.
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— ¿Cuáles son las principales diferencias sobre cómo los dos Gobiernos han abordado la emergencia?
La social democracia y centralización de nuestro país hace que el gobierno tenga más influencia en la vida del ciudadano. No así en los Estados Unidos, donde hay mucho menos centralización y hay influencias federales, estatales y municipales no necesariamente alineadas políticamente.
Para complicar las cosas, en los Estados Unidos, la llegada del covid-19 coincidió con un año de campaña política repleto de desinformación y mitos que crearon una gran confusión en la población. Aunque ciertas regiones del país tomaron el tema seriamente (por ejemplo, Nueva York y los estados del noreste), otras no lo hicieron (por ejemplo, Florida y varios estados del sur), creando polos de contagio que rápidamente empeoraron la crisis. La intervención del Estado en Costa Rica ha sido mucho más efectiva que en los Estados Unidos, donde la reacción del gobierno fue extremadamente confusa y descoordinada.
— ¿Ya se puso la vacuna?
Todavía no, mi esposa y yo esperamos nuestro turno en el momento que nos toque.
— ¿Cómo piensa que se han comportado los ticos durante la pandemia?
Hemos afrontado esta crisis como mejor lo hemos podido hacer, dadas las circunstancias. Estos son momentos donde los que tenemos medios debemos pensar en los que no los tienen y ayudar con generosidad a los menos afortunados. José Aguilar Berrocal ha montado la campaña “Reactivemos la Esperanza” que nos permite hacerlo en forma rápida, eficiente y segura.
— Como científico, ¿qué mensaje le da a la población ahora que ya se está aplicando la vacuna?
Tenemos que prepararnos. Tengo fe que pronto este virus estará bajo control con las vacunas que están siendo administradas. Sin embargo, esta es solo una batalla y vendrán otras, otros virus o mutaciones de este y tenemos que estar mejor preparados.
Por miles de años el ser humano ha tratado al medio ambiente como un barril sin fondo, capaz de absorber todos nuestros desechos, pero ya no.
El barril se está desbordando y el precio de la contaminación se paga con la salud. Por otro lado, el planeta está llegando al borde de su capacidad para dar albergue y sustento a todos los seres vivos. Las especies que lo habitan empiezan a chocar en la lucha por salvaguardar su derecho a vivir y crecer. Esto ofrece gran oportunidad para virus, bacterias y otros organismos de saltar de una especie a otra. Nuestra posible acción: al hacer las compras, conozcamos la huella de contaminación que estas conllevan.