El avistamiento de un flamenco americano en una playa del Caribe costarricense se convirtió en todo un fenómeno y una de las personas que pudo fotografiar al hermoso animal conversó con La Teja para contar su experiencia.
Alexander Montero es guía de turismo, observador de aves y un apasionado fotógrafo. A través de su lente le encanta captar distintas especies de aves y de la naturaleza en general y el lunes anterior, apenas supo de la presencia de esta ave, hizo maletas y de una jaló para Limón.
“El domingo, un muchacho andaba en la playa y observó el flamenco. Mandó unas fotos a un grupo de observadores de aves en el que estoy y todo el mundo quería verlo, pero a algunos les daba miedo hacer el viaje y no encontrarlo.
“Una conocida, que es observadora de aves, Andrea Fernández, nos dijo ayer (lunes) que tenía cinco campos en su carro, para irnos a Limón y no lo pensé mucho. Salimos de San José a las 9 a. m. y llegamos a Limón a las dos de la tarde, al estero Negro, en donde estaba el flamenco”, afirmó.
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Adrenalina al tope
Montero relató cómo logró captar al flamenco americano (Phoenicopterus ruber) tan cerca.
“Es bien sabido que estas especies no se ven en Costa Rica, uno las puede ver en países como Estados Unidos, México o Colombia y su llegada fue muy impresionante, inesperada. Cuando llegamos la playa, vimos que el flamenco estaba en una desembocadura y cruzó de un lado a otro y nos pasó muy cerca y ahí fue donde pude tomarle las fotos.
“Cuando llegamos, también habían otras personas que le estaban tomando fotos. Estaba lloviendo mucho, hacía viento, pero el ave se quedó ahí y más bien creo que se sintió en confianza, porque caminaba sin miedo, e inclusive hoy (martes) también otras personas fueron a verla”, afirmó.
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Alexander estuvo cerca de hora y media en esta playa limonense y fue tal la adrenalina y la emoción por encontrarse con esta especie, que se fue sin almorzar, pero para él, todo valió la pena.
“Una vez estuve en Colombia y vi un flamenco, esa fue mi primera vez, pero lo que viví ayer no tiene comparación, porque en Colombia no tuve esta ave tan cerca y acá pude estar a pocos metros de ella y eso me emociona demasiado, ver una especie de este tipo en mi propio país. No tengo palabras.
“Fue tal la emoción, que llegué a mi casa a las ocho de la noche, estaba cansado por hacer ese viaje en un sólo día, pero no me pude contener y me quedé editando el video que publiqué en mis redes. Me acosté a las tres de la mañana, no podía dormir, quería publicar material bien temprano”, añadió.
Montero publicó el video en sus redes el martes y no se imaginó el impacto que causaría.
“En esto de la observación de aves, más de una vez me ha pasado que llegan especies nuevas a Costa Rica. Por supuesto uno se impresiona al verlas. Pero en este caso, su color, su presencia llamó mucho la atención y el video que hice sobre su avistamiento tuvo muy buenas reacciones.
“Uno siempre debe estar listo, porque si quiere ver algo diferente debe correr, entonces me ha pasado que he andado en carro por cerca de ocho horas sin comer, aguantando sueño, pero esto vale la pena, definitivamente”.
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¿Cómo llegó a acá?
De acuerdo con Maylin Mora, directora regional del Área de Conservación La Amistad-Caribe, es la primera vez que en Costa Rica se ve un flamenco.
“Es posible que haya sido traído a nuestras costas por fuertes vientos asociados con los huracanes y ciclones que han azotado a la región, como sucede con otras aves”, argumenta.
Ante este avistamiento, las autoridades le solicitan a los residentes y turistas tomar medidas al respecto:
- Mantener una distancia considerable.
- No perseguirlo, acosarlo o perturbarlo.
- No acercarse con botes.
- No alimentarlo.
- Evitar gritos y movimientos bruscos.
El Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) detalló que esta especie (flamenco del caribe) alcanza de 1.20 a 1.40 metros de altura, los machos en promedio pesan 2,8 kilogramos, mientras que la hembra 2,2 kilogramos. Además es el más grande del continente y el segundo del mundo, superado por el flamenco común llamado phoenicopterus roseus.
Cabe destacar que su color puede variar desde el rosa pálido hasta un carmesí o bermellón, eso sí, dependiendo de la zona donde viva y la cantidad de crustáceos con altos contenidos carotenoides que consuma.