El arroz es uno de los alimentos que no puede faltar en las mesas de los hogares costarricenses, de ahí que desde hace 20 años, en el 2002, el ministerio de Salud ordenó que se fortificara con varias vitaminas, para contrarrestar una serie de enfermedades que se estaban presentando por esa carencia.
Así lo recordaron varios especialistas de la Universidad de Costa Rica a propósito de que el grano ha estado en el ojo de la discusión, ante los decretos firmados por el presidente, Rodrigo Chaves, con el fin de bajar el precio.
La falta de ácido fólico, los altos índices de anemia por deficiencia de hierro, la alta prevalencia del bocio endémico (aumento de tamaño de la glándula de la tiroides) por los bajos niveles de yodo, la desnutrición proteico-calórica y los escasos niveles de vitamina A, base para el desarrollo y la visión fueron claves para alertar que había que actuar para que los nutrientes llegaran a los ticos.
¿Cuáles alimentos fortificamos? La leche, el azúcar, la harina de trigo y maíz, la sal y el arroz, fueron los elegidos porque son de consumo masivo y difícilmente las personas los sacarán de su lista de compras a pesar del golpe en el costo de la vida.
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Responsabilidad
“La fortificación no fue un antojo, era una responsabilidad del Estado para cubrir la falta de nutrientes de la población. Esto se hizo independientemente de los ingresos económicos, sino debido principalmente a los malos hábitos de alimentación y a la situación económica que limitaba el acceso a algunos alimentos de importancia nutricional”, dijo la doctora Marcela Dumani, investigadora de la Escuela de Nutrición de la UCR.
Es así como desde hace 20 años el arroz que consumimos en el país viene fortificado con ácido fólico, tiamina, niacina, vitamina B12, vitamina E, selenio y zinc, resultados que demostraron en 2017 que la anemia en niños pasó de 26% a 7,6%.
También disminuyeron las malformaciones congénitas del tubo neural que pasó de 12 a 5,37 por cada 10.000 nacidos vivos. La mortalidad por esta causa también se redujo en un 50 %, señaló el ministerio de Salud.
“Cuando la gente no tiene dinero, empieza a eliminar de sus listas de compras los vegetales, la carne y la leche. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) muestran que el arroz es consumido por más del 90 % de los grupos de menos ingresos. Este hecho eleva aún más la importancia de que el arroz esté fortificado, porque así se suple una serie de nutrientes que quizá este grupo de población no podría complementar de otra forma”, añadió Dumani.
Y cómo no va a ser un éxito si el gallo pinto y el casado no pueden faltar en la mesa de los ticos.
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“El estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud indica que cerca el 66% de los almuerzos ticos incluyen arroz. Este grano también está presente en el 45% de las cenas y cerca de una cuarta parte de los desayunos por medio del gallo pinto. Forma parte de nuestra base de alimentación”, señaló la doctora Cindy Hidalgo, de la Escuela de Nutrición de la UCR.
En la investigación se encontró además que solamente el arroz aporta un 30 % del ácido fólico que una persona necesita.
“¿Por qué son tan importantes estos otros nutrientes? La vitamina E y el selenio están relacionados con la prevención de padecimientos como el cáncer que son más frecuentes en adultos. El zinc se relaciona con el sistema inmunológico y es fundamental para estar saludable, favorecer la coagulación, el desarrollo fetal, el crecimiento y el apetito”, indicaron tanto Dumani como Hidalgo.
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¿Cómo se fortifica?
Para Dumani, la fortificación del arroz es más que solo agregar nutrientes, es una medida de salud pública.
Hay dos métodos para hacerlo: la extrusión (similar a una pasta de arroz con la que se forma un granito que lleva los nutrientes y se le da forma de grano) y la otra es el recubrimiento que toma granos de arroz blanco y los impregna con una cobertura que tiene la mezcla de los nutrientes.
“Esos granitos de arroz se dosifican en los diferentes empaques de arroz que ya son para la venta”, explicó Andrea Irías, profesora de la Escuela de Agronomía e investigadora en el Centro para Investigaciones en Granos y Semillas de la UCR.
En la denominada “Ruta del arroz” impulsada por el presidente Chaves se señala que tan solo unos cuantos se han encargado de la fortificación del grano y que ahora todos podrán hacerlo por lo que los especialistas de la UCR hacen algunos apuntes.
Los encargados de hacerlo hasta el momento son las empresas productoras o alguna empresa externa contratada por estos y el ministerio de Salud, a través del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa), se asegura de ello.
“Cualquier arroz que llegue al mercado nacional, ya sea fortificado en Costa Rica o que venga así del exterior, tiene que ser analizado por el Inciensa y aprobado para su venta”, precisó Irías.
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Nelson Arroyo, investigador del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la UCR, coincide en que “el arroz que se comercializa debe venir fortificado, porque es una norma interna del país. Ahora, lo que se quiere es que el grano entre y se fortifique en Costa Rica, y no necesariamente en el extranjero”.
Desde la perspectiva de Hidalgo, independientemente de cómo llegue el arroz, es fundamental continuar con su fortificación.
“Si el arroz entrara sin fortificar, el único riesgo es que se venda así. Lo importante acá es garantizar que realmente se fortifica el grano. Entonces, a la hora de hacer esta apertura y que entren granos sin fortificar, las entidades involucradas tienen que asegurarse de que Costa Rica tenga la capacidad para fortificarlo”, concluyó Irías.